La Dra. Ana Campuzano, presidenta de la Sociedad Paraguaya de Pediatría, toma un ejemplo cercano para poner en la balanza los beneficios de las vacunas anti-Covid frente a los riesgos que estas suponen –como cualquier otro bilógico- en la población infantil.
En Argentina, inmunizaron a más de 2,2 millones de niños y niñas de 3 a 11 años de edad contra el Covid-19. Y se reportó un solo caso de miocarditis o inflamación del músculo del corazón, cuyo paciente se recuperó plenamente y sin secuelas, tras unos días de tratamiento, según Campuzano. Mientras que, en Paraguay, este virus enfermó a casi 30.000 niños de 0 a 18 años. De esto, se registraron 160 casos de síndrome inflamatorio multisistémico (o síndrome de Kawasaki) en la población pediátrica, de los cuales 40 de ellos fallecieron.
Es por eso que los pediatras –dice- aguardan ansiosos la llegada de las vacunas pediátricas para la inoculación de esta población.
“Es una pena que habiendo vacunas, la gente no se vacune. Hay un absoluto desconocimiento de la historia de las vacunas. Muchas cosas, si uno supiera, se irían corriendo a los vacunatorios. Siempre las vacunas han tenido un cierto riesgo, pero esos riesgos son mínimos comparados a los beneficios que otorgan las vacunas”, afirma.
Campuzano comenta que Argentina inició en octubre pasado una cruzada de vacunación de alto nivel al segmento infantil de su población mediante la vacuna china Sinopharm. La plataforma pediátrica de este biológico de virus inactivado recibió la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).
“Argentina tiene más de 2 millones de niños vacunados y solo se reportó un caso de miocarditis. Pero se repuso totalmente, si bien requirió internación; pero se recuperó sin secuelas. Y nosotros en una población de 1,7 millones de niños y adolescentes tenemos más de 40 fallecidos (por Covid). Es una locura total y no deberían morir niños por una enfermedad prevenible”, enfatiza.
Para la experta, negar o subestimar las bondades de vacunarse “es ignorancia y desconocer la historia de muchas enfermedades transmisibles que pueden prevenirse con vacunas”.
“La viruela ocasionaba un grano de cuatro centímetros, tardaba muchísimo en curarse. La viruela mataba”, compara.
El déficit para vacunar a los niños de 5 a 11 años –indica- sigue siendo la no disponibilidad de vacunas para esa población.
Ella particularmente prefiere –dice- las vacunas de “virus muerto” o inactivado por contar con más de 50 años de uso en la población infantil. “Si hay disponibles las otras vacunas, recomendaría que se inoculen las plataformas a virus muerto, quizás con menos eficacia pero con mayor seguridad”, refiere no sin dejar de reparar que –de cualquier manera- las dosis de plataforma ARN mensajero tienen mejor eficacia.
Explicó que la Pfizer pediátrica cuenta con la misma tecnología y solo varía la concentración del biológico. “Y a todos los niños hay que vacunarles porque pueden ser una fuente de contagio. Además, el año que viene cuando empiecen las clases ojalá podamos decir que estamos seguros en las escuelas con todos los niños y niñas vacunados”, insiste.
El Ministerio de Salud Pública había anunciado la adquisición de vacunas para el segmento de 5 a 11 años, pero sin fecha aún de probable arribo. Primero se dijo finales de diciembre y luego principios de enero entrante. “Espero que se cumpla la vacunación pediátrica antes de que termine el año”, augura la pediatra.
La especialista estima que será necesario contar con 1.700.000 dosis para iniciar la vacunación en dicha franja etaria, donde hay 850.000 niños. Esa cantidad permitirá asegurar la primera y segundas dosis, pues el intervalo va de tres a cuatro semanas.
Argentina tiene más de 2 millones de niños vacunados y solo se reportó un caso de miocarditis, pero se recuperó sin secuelas. Y nosotros en una población de 1,7 millones de niños y adolescentes tenemos más de 40 fallecidos (por Covid). Dra. Ana Campuzano, presidenta de la Sociedad Paraguaya de Pediatría.