En la última cita del Legislativo chino, que concluyó esta semana, el delegado Yan Jianbing, rector de la Universidad Agrícola de Huazhong, comentó a la prensa local que el país está investigando “variedades prometedoras” para sustituir a la soja.
“Dada la vasta producción de maíz de China, una mejora de tan solo un punto porcentual en el contenido proteico de este grano podría reducir la demanda china de soja extranjera hasta en 8 millones de toneladas”, declaró Yan durante el evento.
Según el experto, la producción total de maíz de China alcanzó los 290 millones de toneladas el año pasado.
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“Si el contenido proteico del maíz aumenta en un punto porcentual, podría añadir 2,9 millones de toneladas de proteína al año”, explicó Yan, cuyo equipo desarrolló múltiples variedades de maíz con un contenido proteico promedio del 10%, dos puntos porcentuales más que el del maíz convencional.
El académico aseguró que ya se plantaron “más de 667.000 hectáreas de este nuevo maíz”.
“La solución fundamental al problema de los alimentos es la tecnología”, agregó.
En los últimos años, China se vio obligada a importar soja en grandes cantidades para impulsar su creciente industria ganadera, a medida que los consumidores chinos adoptan una dieta cada vez más rica en carne y lácteos.
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Además, las autoridades chinas buscan fortalecer la resiliencia del sector agrícola ante posibles fluctuaciones en el comercio internacional y evitar dependencias de productos extranjeros, en un contexto marcado por recientes tensiones comerciales y aranceles con Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá.
Aranceles a la soja estadounidense
Las importaciones chinas de soja representan alrededor del 60% del volumen total del comercio mundial de este grano, y Estados Unidos, junto con Brasil, es uno de los mayores proveedores del país.
La dependencia de la soja estadounidense ha sido un arma de doble filo para Pekín, que este mismo mes impuso aranceles a productos agrícolas estadounidenses, incluyendo la soja, en represalia al aumento de las tasas que Washington aplica a los productos chinos.
Por otra parte, la dependencia del grano estadounidense también constituye “una posible debilidad estratégica”, apunta el diario hongkonés South China Morning Post, provocando que el país haya estado tratando de diversificar el suministro de soja en los últimos años.
Las importaciones chinas de soja alcanzaron los 105 millones de toneladas el año pasado, la mayoría de las cuales se utilizaron como alimento proteico para ganado y aves de corral, según datos de las aduanas chinas, agrega el rotativo.
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En los últimos años, China priorizó mantener la autosuficiencia en cereales básicos como el arroz y el trigo, donde cuenta con tecnología de producción líder a nivel mundial, pero el rendimiento unitario de su maíz y soja representa solo el 60% del estadounidense, según cifras citadas frecuentemente por los funcionarios chinos.
En su informe de trabajo gubernamental de la semana pasada, el primer ministro, Li Qiang, estableció el objetivo de que China produzca 700 millones de toneladas de cereales este año (por los 706,5 millones del año pasado) y siga centrándose en “mejorar el rendimiento y la calidad”.
A finales de febrero, el Ejecutivo publicó un plan anual de políticas rurales con el objetivo de “garantizar la seguridad alimentaria y enfrentar los desafíos económicos y climáticos” que incluía subsidios a las principales regiones productoras de granos, así como un impulso a la industrialización de cultivos biotecnológicos, promoviendo el uso de organismos genéticamente modificados (OGM) “bajo estricta supervisión”.
El plan también prevé mejorar la eficiencia productiva con tecnologías avanzadas y optimizar el uso de maquinaria agrícola, promoviendo la renovación de equipos y el desarrollo de la agricultura inteligente con inteligencia artificial (IA), big data y sistemas autónomos.
Fuente: EFE.