Las juntas municipales en distintos distritos del Departamento Central, gobernados por colorados o liberales, se abrieron a una dura pugna por la presidencia de los órganos legislativos locales, que tienen a su cargo la aprobación de balance y estudio y aprobación de presupuestos para las comunas.
Esta situación se da primordialmente en Mariano Roque Alonso y la puja también se trasladó al municipio de Lambaré, donde el propio cartismo está dividido.
Esta semana se dieron dos episodios en gobiernos locales de Central, lo que se muestra como la antesala de lo que serán las internas que se preparan para el próximo año en los partidos políticos, ya mirando de frente los comicios municipales de 2028.
La pugna roquealonseña
En la Junta Municipal de Mariano Roque Alonso, las aguas se dividieron por la puja de la presidencia del órgano legislativo, que hasta allí estaba presidido por el concejal Osmar Aranda, hermano de la intendenta local llanista, Carolina Aranda.
Si bien, desde que inició este periodo municipal, los concejales habían llegado cada año a consensuar los cargos en la Junta Municipal, el próximo término es clave para las aspiraciones electorales, tanto del bando liberal como del colorado, por lo que puja se tornó más dura.
Los concejales colorados movieron sus piezas y operaron para tener mayoría en la Junta al adherir al liberal Félix Arrúa, con lo que consiguieron ser un bloque de 7 ediles y alcanzar la mayoría.
Sin embargo, al momento de llamar a una sesión extraordinaria para elegir nuevas autoridades y erigir al concejal Diego Paredes como presidente, se dio vuelta la tortilla.
En una jugada política de último minuto fueron los liberales –que quedaron con un bloque de cinco concejales, pero tenían la presidencia al momento de votar por nuevas autoridades– lograron adherir a la concejala Mirtha Salinas (ANR).
De esta forma, Salinas preside ahora la Junta Municipal, pero con apoyo liberal, de lo que se deduce que será un “delfín” de la intendenta Aranda.
La pelea en Lambaré
La disputa cartista en Lambaré es más abierta y ya se arrastra desde el inicio del período municipal, que abarca desde el 2021 al 2026.
El intendente, Guido González, no tiene mayoría en la Junta Municipal, que es presidida por el liberal Daniel Molinas. Este cuenta con el apoyo de tres concejales colorados disidentes.
El bando cartista disidente tiene a la concejala Carol González liderando la tropa, quien responde a la vez a su esposo, el diputado Orlando Arévalo.
En el último intento para que sigan los opositores al intendente González liderando la Junta, el revés para el jefe comunal iba ser más grande si los disidentes consumaban que un concejal suplente ocupe la banca en vez de Cornelio Segovia, quien está suspendido, pero finalmente no sesionaron por falta de cuórum.
Además, Segovia junto con Víctor Silvera, el otro edil suspendido, presentaron una medida cautelar para que no jure ningún suplente.
Tanto Silvera como Segovia fueron suspendidos tras una riña entre varios ediles durante una sesión de la Junta, semanas atrás.
Por otro lado lado, Carol González también tendría ambiciones de presentarse en el 2026 para la Intendencia de Lambaré por el cartismo.
El control de la Junta Municipal es clave, porque es el que aprueba el presupuesto de la Comuna.