La postura que adopte Santiago Peña en esta interna, sobre todo cuando hay decisiones suyas en el reparto, será fundamental para reencauzar el diálogo.
Las molestias van en crecimiento. Entre las primeras en notarse se encuentra el enojo de Derlis Maidana por una promesa incumplida por parte del mismo presidente, que le dio su palabra de que sería el sucesor del Basilio Núñez en la presidencia del Congreso, pero se negoció a sus espaldas y el legislador chaqueño fue reelegido.
Lilian Samaniego y su roce con Antonio Barrios es hasta ahora la interna más fuerte. El médico de confianza de Horacio Cartes le excluyó de la comisión de amistad con Estados Unidos y la senadora le advirtió que se va a “ocupar” de él y comenzó una operativa para reagrupar fuerzas en el coloradismo en contra del cartismo.
Honor Colorado sacó un comunicado contra Lilian y en apoyo a Barrios. Varios actores señalaron que la molestia de la senadora es solo por sus privilegios en el IPS.
Aunque pusieron su firma, Mario Varela no estaba de acuerdo con el comunicado porque prefiere apartarse de la interna, que como ex abdista o “neo cartista” ya tiene suficiente en su territorio, Caaguazú, donde pelea contra Beto Ovelar.
Barrios además es conocido por ser el que “lleva los chismes” a Cartes, como dijo Yolanda Paredes. El senador es muy cercano del presidente de la Asociación Nacional Republicana (ANR), representa su voluntad y le da consejos. Es sabido también que no tiene buena relación con Peña y su respeto es hacia el líder de Honor Colorado.
De hecho, como indicó Lilian, Barrios no ayuda al Ejecutivo, no articula ni trabaja para lograr apoyo a los proyectos del Ejecutivo.
Tanto Lilian como Maidana están siendo sondeados por Fuerza Republicana, sobre todo que es un momento de armar cuadros para las municipales del 2026, y el abdismo es el único movimiento que confronta al cartismo como disidente a nivel país para las elecciones.
La reelección de Bachi también fue un acuerdo del oficialismo. El cambio de reglamento le permitió asegurar su cargo para controlar el Congreso hasta el 2027, pero su intención, como él mismo lo señaló, es estirar su mandato hasta el final del periodo en el 2028.
Esto le permitirá no solo estar en la línea de sucesión presidencial en caso de ausencia de Peña o Pedro Alliana, sino también mantener el control del Congreso durante las elecciones, con lo que podrán continuar con los contratos de funcionarios y disponer de recursos del Legislativo, además del poder político.
Otra interna en el cartismo, y que podría representar un problema para Peña, es el malestar de los legisladores con Enrique Riera.
Para el presidente, recibir presión por la salida de su ministro del Interior es una complicación. Ya tuvo que salir a defenderlo cuando los diputados pidieron su cabeza por la muerte de Lalo Gomes. En esta ocasión, los desacuerdos fueron creciendo por varios motivos, aunque solo dejaron ver que fue por la opinión de Riera contra el autoaumento de salarios de los legisladores, por lo que hasta le sacaron de un grupo de WhatsApp de senadores.