¿Cuál es el mensaje que quiere enviar con el regreso de la Embajada paraguaya en Israel a Jerusalén, sobre todo cuando usted reconoce que es un tema controversial?, preguntaron al presidente.
Su respuesta fue que ya en el 2018 habían abierto la Embajada en Jerusalén y, luego, “por desavenencias políticas internas, decidieron, con enorme consecuencia para Paraguay, romper las relaciones con un país”.
Equivocadamente, el presidente aquí incurrió en una imprecisión, porque en realidad las relaciones entre Paraguay e Israel no se rompieron cuando el gobierno de Mario Abdo Benítez (2018-2023), tres meses después, restableció la Embajada en Tel Aviv, y como consecuencia, Israel cerró la suya en Asunción. Las relaciones continuaron desde Argentina.
“El pueblo paraguayo quiere esto”, aseguró Peña a la agencia de noticias France Press.
Cuenta que en setiembre del año pasado, se reunió con Netanyahu en la ONU, y le anunció la decisión de reabrir la Embajada en Jerusalén, le pidió que reabriera la Embajada de Israel en Paraguay, lo que se dio hace tres meses.
Para Peña no se puede igualar un gobierno democráticamente electo, como el de Israel con grupos terroristas.