“No había compasión por ella”, explica la actriz española en una entrevista con EFE.
“Le preguntábamos a gente en Módena (su pueblo y el de su marido en Italia) sobre ella y solo nos decían que era una malhumorada, una loca, una mujer muy complicada, pero yo creo que fue una persona muy deprimida, que pasó por desgracias terribles”.
Cruz, única actriz española con un Óscar, promociona estos días en Madrid el estreno en España del biopic sobre el empresario y creador de una de las escuderías más famosas de coches de Fórmula Uno y automóviles de lujo, que protagoniza en un papel que estuvo a punto de catapultarla a su quinta nominación a los premios de Hollywood.
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Protagonizada por el estadounidense Adam Driver como Enzo Ferarri —espectacular su transformación física—, Cruz es su esposa Laura Garello, una mujer amargada desde la temprana muerte de su hijo Dino, a la que Mann muestra en uno de los momentos más difíciles de su vida, cuando descubre que su marido tiene otra familia, otra mujer, Lina Lardi (Shailenne Woodley) y, lo que es peor, otro hijo: un niño llamado Piero.
Un retrato impecable de una mujer dolorida
Cruz hace un retrato impecable de esa mujer dolorida, que mantiene mano de hierro como administradora del negocio que montó a medias con su esposo.
“Lo hablamos mucho con Michael (Mann), Laura es una mujer que sufre cada minuto de cada día porque nunca va a recuperar a su hijo, le pasó la desgracia más grande que le puede pasar a alguien y a la vez es lo que les une como pareja de por vida, porque nadie puede entender ese dolor que sienten esos padres”, afirma.
Y aunque él crea otra familia, “y todo el mundo lo sabe menos ella, y hay mucha traición a su alrededor, creo que la única motivación que tiene cada día para levantarse es su empresa, ir a la fábrica —señala Cruz—, pagar ella a los empleados, controlar las cuentas y saber que tiene algo que hacer, más allá de cocinar; pasa mucho tiempo sola y, de alguna manera, es su única ilusión”.
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Cruz opina que ella tendría “muchas más” ilusiones si no fuera “por el grupo tan machista que le rodea. En cualquier lugar, encontraríamos veinte casos como el suyo, aquí mismo también, y porque ella representa a tantas mujeres de ese momento —y de ahora, porque queda mucho por resolver, reflexiona Cruz—, era muy importante para Michael y para mí darle una voz”.
La película narra un periodo decisivo en la vida de Ferrari y en su negocio, el verano de 1957, que termina con el accidente sufrido por la escudería que le costó la vida a su piloto, el español Alfonso de Portago, al copiloto Edmon Nelson y a 14 espectadores.
El fascinante mundo de las carreras
Uno de los valores de esta película es la recreación fidedigna de aquellas carreras y de los fascinantes prototipos en los que se jugaban la vida los corredores, la pelea entre Maserati y Ferrari y cómo cada progreso técnico o fichaje era tratado como si fuera un secreto de Estado.
Mann engancha al espectador desde la primera secuencia, con la recreación en blanco y negro de los entrenamientos y las carreras de los años 40 y 50, para después resaltar los momentos decisivos de este biopic con una ambientación muy cuidada, tanto en los lugares emblemáticos de la vida del constructor -su pueblo o la mítica competición de las Mil Millas-, al vestuario.
Cruz no logró la “cantada” nominación a los Óscar, aunque ella sostiene que nunca estuvo en sus predicciones.
“Ya no me podía creer (estar entre las posibles ‘oscarizables’), es que no me esperaba para nada. Es que lo de esperar estas cosas...”, dice abriendo mucho sus ojos y ahuyentando el pensamiento con la mano.
Fuente: EFE.