Los primeros afectados fueron y siguen siendo los vecinos del barrio San Pablo, quienes ya desde los primeros días del inicio de obras sufren de interrupciones intermitentes en el servicio de agua potable. La zona intervenida, a causa de las perforaciones y el paso de las maquinarias, también apeligra las vidas de los peatones, según los vecinos.
En lo que respecta al tránsito vehicular, los conductores deben lidiar con largas filas. Un tramo de 800 metros puede retrasarlos por más de una hora, lo cual provoca que muchos prefieran realizar desvíos para llegar a sus destinos.
Esta situación afecta a los comerciantes, que dependen de que los proveedores lleguen a sus locales para la distribución de los productos. “Ellos ya no quieren más llegar. Desde el colegio San José hasta acá nomás ya tardan 40 minutos. Ya no quieren más traer productos”, dijo una de las vendedoras de los locales que se encuentran sobre la avenida. Las pérdidas para los comercios, en su mayoría de repuestos y gomerías son también importantes. Los dueños refieren que las ventas bajaron en un 60%. “Aguantamos hasta ahora, esperemos que pronto se acabe”, manifestaron.
A todo esto se suma la falta de oficiales de la Policía Municipal de Tránsito. Durante la siesta del viernes incluso se registró un accidente antes llegar al tramo con Domingo Montanaro. “Ellos ni siquiera se ponen en medio de la ruta a controlar. A la mañana están un rato, a las 07:00 más o menos, pero llega el mediodía y ya se van o se ponen a un costado”, señaló uno de los conductores en un diálogo con ÚH. La directora general de Obras, Mirtha Acha, anunció que la semana entrante se comenzaría con el pavimento de hormigón del lado de la calle Montanaro.
El intendente, Óscar Rodríguez, declaró, por su parte, que los trabajos en la zona concluirían en 45 días.