El pasado martes, 13 hombres encapuchados, armados con fusiles y granadas invadieron la sede de la televisión pública TC en Guayaquil, durante una transmisión en vivo.
A lo largo de 30 minutos, los criminales mantuvieron en vilo a los trabajadores de la emisora hasta que agentes de la Policía Nacional de Ecuador ingresaron y detuvieron a los criminales.
El conductor del programa que se estaba emitiendo era José Luis Calderón, quien conversó este viernes con Monumental 1080 AM y brindó detalles sobre su dramática experiencia.
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Calderón calificó como trágico el incidente y mencionó qué se trata de un “hecho que no tuvo precedente alguno”. Aludió a su rol de comunicador, acostumbrando a dar las noticias y no ser protagonista de estas. “Es nuestra tarea contarlas pero aquí la estoy contando como una víctima de lo que está pasando en Ecuador, que realmente estamos sumidos en hechos caóticos y violentos de los que esperamos realmente superar”, manifestó.
Desde una perspectiva de un ser humano que experimentó un hecho trágico, más allá de los roles profesionales, el comunicador ecuatoriano expresó sentirse “bien, tranquilo, equilibrado”, mientras experimenta un momento de receso.
“Precisamente el martes, el día de los hechos violentos, coincidió que ya anteriormente había solicitado unos días de receso, descanso o vacaciones, entonces me servirá también de un periodo de reflexión ante lo sucedido”, comentó Calderón.
En cuanto a la invasión al set televisivo, el comunicador considera que llegó a esas instancias porque los invasores, “encapuchados armados con arma de tipo militar, armas corto punzantes, carabinas, pistolas y revólveres”, estaban en un número considerable de integrantes que superó la custodia privada del canal.
Para él, estos invasores “sabían a lo que iban” y posiblemente contaban con una planificación previa a la incursión, con el objetivo de generar caos y destrozos, de provocar actos vandálicos y afectar la integridad física y psíquica de los trabajadores.
El periodista que cuenta con 23 años de trayectoria mencionó que además de rehén fue visto como un interlocutor por los invasores que buscaban “trasladar un mensaje pero uno que nunca lo cifraron”.
El momento más crítico fue cuando le apuntaron una carabina hacia el cuello y le pusieron un explosivo en el abrigo de su chaqueta.
Confianza
Luego de sentir “que la vida va a concluir”, el periodista asumió “una postura de calma, de confianza”, lo que se mostraba contradictorio en comparación con sus compañeros que estaban “completamente desechos anímicamente”.
“Lo único que podía hacer era aguantar, esperar. Mis manos al descubierto, en posición también de oración, de rezo, en cinta forma comunicándoles que yo no era una amenaza y que estaba dispuesto a escucharlos, a recibir ese mensaje que pretendían trasladar con la señal en vivo. Simplemente estaba calmado y confiado de que todo iba a pasar”, señaló.
Calderón indicó que uno de los invasores estaba en videollamada y que en un momento le pusieron el celular frente a sus ojos para que charle con otra persona encapuchada que consideraba se trataba de un adulto mayor, por el tono de voz que tenía.
“Empezó a insultarme, a generar improperios, palabras altisonantes y en medio del caos, no supo decirme qué es lo que pretendían comunicar y se interrumpió la señal”, relató.
Luego de eso, la amenaza se tradujo a que si la policía ingresaba al estudio, iban a matar a todos.
Felizmente la policía ingreso, detuvo a los 13 invasores y rescataron con vida a los rehenes.
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Narcoterrorismo
Para el periodista, el mensaje que se transmite con la invasión es que las organizaciones narcoterroristas están por encima de la ley y del orden constituido.
“El presidente Daniel Noboa declaró a 22 organizaciones delictivas organizadas como terroristas y las fuerzas armadas a directamente tienen la orden de aplacar a este grupo de individuos”, agregó el periodista ecuatoriano.
En cuanto al retorno al trabajo en el canal invadido, Calderón mencionó que existe mucho miedo y se espera que “mejoren las garantías necesarias para el pleno desenvolvimiento de nuestra labor”.
Mencionó que si bien el canal está resguardado, la labor en la calle sigue expuesta.
“Sobre todo en el ejercicio de nuestra tarea que está en la calle, a que se quiera tomar algún tipo de represalia por denunciar, por haber expuesto este tipo de situación, que quieran tomar o afectar aún más nuestra integridad física y psíquica y a nuestras familias, que es lo que la gente más teme, realmente el ambiente es de elevada preocupación”, señaló.
Tras el incidente, la señal fue retomada el jueves, y los trabajadores lo hacen con precauciones adoptadas de modo particular mientras se espera que se creen “mecanismos de protección para que nosotros podamos trabajar con tranquilidad”, según Calderón.
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Sobre la reacción de sus familiares ante el hecho, José Luis Calderón mencionó que estos esperan que el periodista haga una pausa, algo que no lo descarta, tampoco la posibilidad de migrar y buscar oportunidades en otro lado.
“En 23 años de ejercicio periodístico nunca me había enfrentado a una situación así. Temo por mi vida y la de la gente que está alrededor mío”, afirmó.