10 jul. 2024

¿Perseverar o claudicar?

El dilema del Partido Demócrata respecto a la candidatura de Joseph Biden amenaza en forma creciente la posibilidad de conservar el poder presidencial.

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Jorge Daniel Codas Thompson
Analista de política internacional

Después de su desastroso desempeño en el reciente debate presidencial contra Donald Trump y luego de varios eventos en los que intentó calmar el pánico entre los votantes, funcionarios y grandes donantes demócratas, el presidente Joseph Biden se recluyó con su familia en la casa de retiro presidencial en Camp David. El debate multiplicó las preocupaciones de que es una persona de edad demasiado avanzada y con capacidad cognitiva disminuida para vencer a Donald Trump y cumplir un segundo mandato. Si bien su familia lo apoyó e le instó a seguir en la carrera presidencial, su comportamiento errático y a veces incoherente durante el debate, colocó a Biden a la defensiva, desencadenando crecientes llamados públicos de grandes donantes y políticos electos de su partido a retirarse de la campaña a favor de un candidato más joven, faltando solamente cuatro meses para la fecha de las elecciones presidenciales.

Los aliados más estrechos de Biden pasaron el fin de semana arremetiendo contra los críticos de los medios de comunicación que le pedían que diera un paso al costado e insistían en que los primeros datos mostraban que la calamitosa actuación de Biden no había alterado la forma fundamental de la carrera. Mientras tanto, las principales figuras del Partido Demócrata abarrotaron los programas de entrevistas de los domingos para tratar de volver a centrar la atención en Trump. Sin embargo, las encuestas realizadas después del debate han reflejado un escenario cada vez más preocupante para Biden.

Una reciente encuesta de CNN reflejó que tres cuartos de los votantes cree que el Partido Demócrata tiene más posibilidades de conservar la presidencia, si Biden no fuera el candidato presidencial. En una competencia electoral entre los principales nominados de los dos partidos principales, los votantes a nivel nacional prefieren al ex presidente Donald Trump sobre Biden por 6 puntos porcentuales, 49% a 43%, porcentaje que ya se había manifestado en la anterior encuesta de CNN en abril. Donald Trump ha mantenido una ventaja sobre Biden desde los últimos meses de 2023. Esta situación, exacerbada por el mal desempeño de Biden el jueves pasado, ha provocado que se empiecen a explorar escenarios con candidatos alternativos. Encuestas realizadas por The Wall Street Journal y el New York Times presentan resultados muy similares a los de la encuesta de CNN, con un 48% para Trump versus 42% para Biden en el primer caso, y un 49% para Trump versus 43% para Biden en el segundo.

Por otro lado, en un escenario electoral hipotético entre Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris, el 47% de los votantes registrados apoya a Trump, mientras que el 45% hace lo propio con Harris. Estos números están dentro del margen de error de la encuesta, lo que significa que no se vislumbra un ganador claro. El mejor desempeño de Harris se debe a un mayor apoyo por parte de las mujeres, pues el 50% de votantes femeninas respaldan a Harris frente a Trump comparado con el 44% de Biden frente a Trump, y de los independientes, donde Harris logra un 43% de apoyo frente al 34% obtenido por Biden. Si bien Harris obtiene mejores resultados que Biden y que otros candidatos alternativos, entre los votantes a nivel nacional, presenta una aprobación de solo 29%, y una desaprobación de 49%, en tanto el 22% no tiene una opinión formada de ella. En todo caso, las reglas de la Comisión Federal Electoral establecen que los fondos de campaña, que totalizan USD 240 millones, pueden ser utilizados por Harris si Biden decidiera retirarse, sin que los donantes puedan reclamar. Sin embargo, si Harris también renunciara a la campaña, los fondos no se podrían utilizar para la nueva dupla que se candidate por el partido. Otra ventaja de Harris la constituye el apoyo de miembros clave del partido demócrata que ya han declarado que la apoyaría en caso de renuncia de Biden. Entre ellos, el miembro de la Cámara de Representantes James Clyburn, que fue instrumental en el triunfo de Biden en las primarias de 2020.

Otras encuestas han intentado medir el posible desempeño de otros líderes políticos demócratas como potenciales reemplazantes de Biden, obteniendo resultados muy similares a los del actual candidato presidencial. Entre los mencionados destacan la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer (47% Trump contra 42% Whitmer), el gobernador de California, Gavin Newsom (48% Trump contra 43% Newsom), y el secretario de Transporte, Pete Buttigieg (47% Trump contra 43% Buttigieg). En cuanto a las opiniones sobre los candidatos alternativos, el 69% nunca ha escuchado hablar de Whitner, el 48% no tiene una opinión formada de Newsom, y el 50% afirma lo propio de Buttigieg.

Queda por ver si esta falta de opinión formada sobre algunos candidatos constituye una ventaja o desventaja para estos candidatos alternativos. Por un lado, podría erigirse en una ventaja toda vez que no estarían presionados para defender ciertas políticas de Biden, como el desastroso retiro de las tropas de Estados Unidos de Afganistán o la falta de resultados respecto a la persistente inflación.

En todo caso, estas encuestas han medido mayormente el desempeño nacional, y no aún los posibles resultados en los llamados “estados bisagra” (los estados donde ni el partido Republicano ni el partido Demócrata dominan el escenario electoral de forma clara). Al tener los Estados Unidos un sistema de votación indirecta por medio de un colegio electoral que depende de los resultados de cada estado, aún queda por analizar los probables resultados al incorporar esta variable de importancia estratégica.

La campaña de Biden ha enfatizado que el actual presidente no bajará su candidatura, lo cual sería por cierto muy complejo de realizar, pues si bien existen procedimientos escritos para hacerlo, no hay un precedente histórico para esta situación. Esto implica riesgos difíciles de calcular en términos electorales, lo cual juega a favor de la continuidad de la campaña de Biden. A más de esto, los gobernadores demócratas han declarado su apoyo público a Biden luego de reunirse con él.

A pesar de ello, el 56% de los votantes registrados de tendencia demócrata afirman que el partido tiene más posibilidades de conservar la presidencia con un candidato que no sea Biden, en tanto que el 43% expresa que el partido tiene más posibilidades con él. Asimismo, la confianza de los votantes demócratas en las posibilidades de Biden de ser reelecto no ha aumentado desde que se aseguró la nominación del partido en las elecciones primarias. Concretamente, el 53% de los encuestados manifestó que el partido tendría más posibilidades con alguien que no fuera Biden como candidato presidencial, mientras que solamente el 46% afirmó que había más posibilidades con Biden.

Volviendo a los números de Biden, a más además de tener una baja aprobación de su gestión, en torno al 36%, Trump supera ampliamente a Biden cuando se trata de políticas concretas: El candidato republicano lo supera en los temas de inmigración, política exterior, en el papel de comandante en jefe y en economía, temas de creciente importancia para los estadounidenses. Por su parte, Biden supera a Trump en temas de agenda social, como la atención médica, y derechos reproductivos.

Más allá de las encuestas que no le favorecen, Biden se ha encontrado con una crítica creciente de donantes y políticos de su partido, con algunos de ellos incluso, como el representante de Texas Lloyd Doggett, pidiéndole que dé un paso al costado. Influyentes políticos y donantes demócratas exigen más transparencia respecto a la salud y capacidades cognitivas de Biden, a lo que su campaña ha respondido que se sometió a un riguroso examen médico en febrero, y su médico tratante no encontró ningún indicador de deterioro cognitivo o salud en declive. Esta respuesta no ha satisfecho a aquellos líderes del partido que perciben una falta de transparencia respecto a la salud de Biden, lo cual pone aún más en peligro la continuidad del presidente en la carrera por la reelección. Biden informó que se había sometido a un examen médico después del debate, sin que se encontrara anomalía alguna, pero esto no logró calmar la ansiedad de los líderes demócratas, quienes han solicitado acceso a la información sobre el estado de salud del presidente. Según el New York Times, un aliado clave de Biden reveló que Biden admitió que estaba considerando dar un paso al costado. Tanto dicho medio como la prestigiosa revista The Economist, han pedido públicamente a Biden que desista de continuar con su campaña.

Una encuesta de SSRS /CNN reflejó que tres cuartas partes de los votantes norteamericanos consideran que los demócratas tienen más posibilidad de victoria en las elecciones con un candidato que no sea Biden. En la compleja situación en la que se encuentra Biden hoy, su desempeño en las próximas apariciones públicas, sobre todo en entrevistas, serán determinantes para el devenir de su campaña. Por ello, la entrevista por el canal ABC, con el periodista George Stephanopoulos será clave en este sentido. Biden tiene ahora poco margen de error. El tiempo le juega en contra, y la ansiedad de sus aliados también. Los próximos días serán cruciales para develar el epílogo de esta parte de la historia norteamericana.

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