La falta de conciencia y el arrojo indiscriminado de desechos por parte de la comunidad dificultan la tarea de concienciación y hacen que las campañas de limpieza no alcancen el resultado deseado. Ante esta situación, la Comuna mantiene activo un plan de contingencia que combina educación ambiental con acciones de limpieza y fiscalización. Como parte de esto, se realizó una nueva jornada de minga ambiental en el barrio Remansito, donde funcionarios municipales y voluntarios llevaron a cabo tareas intensivas de limpieza en un cauce hídrico gravemente afectado por la acumulación de residuos. La iniciativa estuvo a cargo de la División de Educación y Proyectos de la Dirección de Gestión Ambiental, con el respaldo del equipo de Servicios Municipales.
Durante la jornada, los participantes removieron toneladas de basura, despejaron obstrucciones y recolectaron desechos dispersos en el entorno del cauce. Además de la limpieza, se llevaron a cabo visitas domiciliarias para entregar materiales educativos y concienciar a los vecinos sobre la importancia de un compromiso colectivo en la preservación del medioambiente.
Se insistió en la necesidad de gestionar adecuadamente los residuos y evitar su disposición en espacios públicos.
A la vez, se distribuyeron notificaciones a los residentes de la zona, recordándoles la obligatoriedad de respetar los horarios y procedimientos de recolección de basura. Estas tareas fueron ejecutadas con la colaboración de funcionarios y técnicos de todas las divisiones de la Dirección de Gestión Ambiental.
Si bien las mingas ambientales representan un esfuerzo significativo para mitigar la contaminación, las autoridades advierten que la solución a largo plazo requiere la participación activa de la comunidad. No basta con limpiar, es necesario cambiar hábitos y generar una cultura de respeto hacia el entorno.
Desde la Municipalidad se insiste en la lucha contra la contaminación, pero recalcan en que el problema solo podrá resolverse con la colaboración de toda la ciudadanía. La concienciación ciudadana y el cumplimiento de normativas ambientales son claves para garantizar un futuro sostenible en la región.
Esta situación afectó la calidad del agua y ha incrementado el riesgo de inundaciones en diferentes sectores de Ciudad del Este, sobre todo en las zonas bajas. El arroyo Acaraymí, uno de los afluentes más importantes que atraviesa la ciudad, ha sido utilizado como vertedero por las comunidades a lo largo de su recorrido, lo que ha provocado desbordamientos e inundaciones que afectan a numerosas familias.
La misma situación se replica en el arroyo Amambay, que alimenta el Lago de la República.