Ayer de nuevo las calles se llenaron de compradores locales y turistas brasileños que, impulsados por la llegada del aguinaldo, buscaban cerrar el año con las bolsas llenas de regalos y productos que marcan la temporada.
Desde primeras horas de la mañana, la afluencia de personas provocó embotellamientos en la ruta PY02, con filas de vehículos que se extendieron hasta el kilómetro 3. El bullicio y la prisa por llegar a los comercios generaron la necesidad de redoblar los esfuerzos de los agentes de la Policía Municipal de Tránsito, quienes durante gran parte del día trabajaron arduamente para mantener el orden vehicular. “Es una imagen que se repite todos los años, pero el volumen de gente este diciembre ha sido sorprendente”, comentó José Giménez, uno de los agentes que dirigían el tráfico en el centro.
A pesar de que el real brasileño atraviesa una fuerte devaluación frente al dólar, la fiebre de consumo no ha disminuido. El Puente Internacional de la Amistad fue testigo de largas filas de turistas que cruzaron desde Foz de Yguazú para aprovechar las ofertas en juguetes, computadoras, electrónicos, prendas de vestir, perfumes y, sobre todo, celulares de última generación.
El dólar alcanzó la semana pasada un pico de 6,20 reales en el mercado comercial y hasta 6,30 reales en comercios de Ciudad del Este, una cifra que no se había visto desde mayo de 2020. No obstante, el flujo de turistas demuestra que ni siquiera estas cifras pueden frenar el espíritu de compras navideñas.
CONSUMO. En el corazón del microcentro, Rosa Ojeda, vendedora de una tienda de celulares, celebra las últimas ventas del año. “Claro que con un dólar más bajo venderíamos más, pero las ventas están siendo muy buenas. La Navidad es una época donde la gente se deja llevar. A pesar del precio, los brasileños compran porque ya tienen planeado este viaje desde hace meses”, explica mientras atiende a un grupo de clientes interesados en los últimos modelos de teléfonos móviles.
Los productos más solicitados por los turistas van desde perfumes y juguetes hasta notebooks y piscinas inflabables. “La gente busca obsequios para sus familias, pero también se llevan cosas para uso personal. Es el momento del año en el que muchos cambian su computadora o compran un nuevo celular”, agrega Ojeda.
Sin embargo, el panorama posfestivo se presenta incierto. Comerciantes y empleados coinciden en que el inicio del año suele traer una disminución en las ventas. “Después de carnaval, si el real no mejora, claro que nos veremos afectados. Pero mientras tanto, hay que aprovechar y seguir vendiendo”, afirma Ojeda con una sonrisa.
IMPACTO. El dinamismo comercial no solo se limita a las grandes tiendas del microcentro. Los vendedores de frutas de estación, como melones y sandías, también reportan un incremento en sus ventas. “El aguinaldo mueve todo”, dice Antonio Benítez, quien vende frutas al costado de la plaza del barrio Ciudad Nueva del kilómetro 7. “Cuando la gente cobra, compra de todo. Hay que estar listos para estos días, porque es ahora cuando hacemos la diferencia”.
El movimiento en Ciudad del Este es reflejo de una economía que, pese a los desafíos, sigue encontrando en el consumo de fin de año una válvula de escape. Las compras navideñas no solo representan una tradición, sino también una oportunidad crucial para los comerciantes locales.
El año cerrará con buenas ventas, aunque el futuro inmediato dependerá, en gran medida, de cómo evolucione la relación entre el real y el dólar.
Mientras tanto, Ciudad del Este celebra el cierre de otro año con calles llenas, bolsas repletas y una economía que, al menos por ahora, sigue latiendo al ritmo de las festividades.