Rodrigo Díaz, de 36 años, tiene una determinación inquebrantable. Pese a las adversidades que afrontó a lo largo de su vida, cada día se levanta con la fuerte convicción de que debe salir adelante y lograr su principal sueño: trascender como artista musical.
En comunicación con Última Hora, desde su hogar en la localidad de Maracaná, en el distrito de Canindeyú, cuenta que desde hace varios años padece dificultades en la cadera y la rodilla, por lo que no puede realizar actividades pesadas y no consigue trabajo.
A pesar de esto y ante la falta de oportunidades en el interior del país, sobre todo teniendo en cuenta que solo pudo cursar hasta el séptimo grado, se desempeña como vendedor ambulante, mientras que, cada vez que tiene la oportunidad, hace lo que más le gusta: cantar.
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Su pasión por la música arrancó a los 7 años, cuando comenzó a cantar en la escuela. Años más tarde, viajó a la Argentina, donde pudo acompañar a varios grupos musicales, principalmente, ejecutando la batería.
“Acá, en Maracaná, comencé con un amigo que tiene discoteca y su hijo es el tecladista. Empezamos a cantar y me dijeron que sabía cantar. Entonces, empezamos entre dos y armamos ya un grupito musical”, relata.
“Gracias a Dios igual me defiendo bastante bien en las actividades laborales que hago, pero más me gusta y mi sueño es dedicarme netamente a la música”, comparte a su vez Rodrigo, reflejando su profundo anhelo por seguir su pasión.
Añade que, a corto plazo, sueña con conocerle al locutor y animador paraguayo Rubén Rodríguez Jr. y presentarse en programas televisivos, mientras que a largo plazo espera convertirse en un cantante reconocido a nivel país.
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Como líder de la banda Rodrigo Díaz y Su Grupo, el artista se encamina hacia el arte a través de una variedad de estilos musicales, desde la polca hasta la cumbia, pero afirma que es la música tropical la que realmente enciende su espíritu.
Con su voz y las notas musicales que entona, Rodrigo Díaz no solo canta, sino que se erige como un ejemplo de la determinación y el coraje que se debe tener en Paraguay para romper paradigmas y desafiar las limitaciones económicas, físicas o de cualquier índole.
Su historia es un recordatorio inspirador de que, con valentía y mucha pasión, los sueños pueden convertirse en realidad.
Es más que un cantante en ascenso, es una muestra viva de la resiliencia y perseverancia que deben soportar cientos de artistas nacionales para avanzar.