08 feb. 2025

Pesebre viviente

Qué lindo tu pesebre, qué rico tu clericó…

¿Alguna vez nos pusimos a analizar qué es lo que representa?

En estas fiestas, podemos hacer uso de la tradición para tomarnos un momento de reflexión sobre la humanidad y las desigualdades que nos rodean.

El pesebre pone de relieve la humildad del nacimiento de Jesús, pero también nos invita a mirar de cerca a quienes, como María, José y el Niño, viven en la precariedad en nuestro tiempo.

EN EL CONGRESO. Para nuestro país, que tiene grandes exponentes que vociferan la doctrina cristiana desde el Congreso, el pesebre viviente simboliza un momento crucial de la historia cristiana: El nacimiento del Salvador en un establo, en condiciones humildes y alejadas del confort. Pero si hablamos de nuestro país, es el fiel reflejo de las vidas de miles de compatriotas que viven en la pobreza frente a la desidia estatal.

Según datos recientes, cerca del 23% de la población paraguaya enfrenta condiciones de pobreza, y un 5% vive en pobreza extrema. Además, debemos recordar que, la reducción de pobreza avanzó muy lentamente desde el año 2013. A finales del 2022, el 19,9% de la población seguía por debajo de la línea de pobreza de USD 6,85 por persona y por día. Entre los años 2021 y 2022, la pobreza extrema aumentó del 4,1 al 5,6%.

SOLIDARIDAD Y JUSTICIA. El mensaje del pesebre es de amor, solidaridad y justicia. Sin embargo, año tras año, estas representaciones pasan desapercibidas para quienes tienen en sus manos el poder de cambiar realidades.

Mientras admiramos los pesebres decorados en casas, iglesias y plazas, muchas familias paraguayas pasan la Navidad sin un hogar digno o una cena especial.

Es urgente que las tradiciones religiosas vayan más allá de la simbología y se conviertan en motores de transformación social.

El pesebre viviente debe recordarnos que el mensaje de Jesús no era solo espiritual, sino también profundamente social: Atender a los pobres, dar de comer al hambriento y cuidar de los marginados.

Paraguay tiene una larga tradición de solidaridad comunitaria, visible en iniciativas, como ollas populares, comedores y campañas navideñas. Estas acciones demuestran que el espíritu del pesebre puede traducirse en actos concretos de apoyo a quienes lo necesitan.

VOLUNTAD POLÍTICA. Pero las soluciones a largo plazo requieren un esfuerzo conjunto con las autoridades y, sobre todo, voluntad política.

Es fundamental que el espíritu cristiano que tantos dicen defender desde sus curules inspire proyectos educativos, programas de capacitación laboral y políticas públicas inclusivas.

Solo así podremos romper el ciclo de pobreza que afecta a tantas familias y garantizar que el mensaje de esperanza del pesebre no quede en el olvido una vez que las luces navideñas se apaguen.

Este año, al contemplar un pesebre viviente, recordemos que el Niño en el pesebre representa no solo un símbolo de fe, sino también a todos los niños que duermen sin techo, sin abrigo, sin futuro.

Si el pesebre nos conmueve, que sea para despertar nuestra acción.

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