24 nov. 2024

PIB

Los gobiernos deben abandonar la idea de que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) conseguirá erradicar la pobreza y priorizar en su lugar los derechos humanos, defiende el nuevo informe del relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la pobreza extrema, Olivier De Schutter.
Paraguay enfrenta grandes desafíos para emprender el camino hacia el desarrollo. Un patrón de crecimiento económico caracterizado por su alta volatilidad y bajos niveles de productividad, competitividad y diversificación requiere una transformación estructural. La infraestructura y el capital humano como determinantes del crecimiento exigen un esfuerzo mucho mayor que el que se está realizando. Otros ámbitos que también afectan de manera directa a cualquier posibilidad de desarrollo están descuidados, como la seguridad ciudadana y la lucha contra el narcotráfico. Estos retos implican reformas, políticas y necesidades de financiamiento que no se están previendo en el Presupuesto General de la Nación.
El Ministerio de Hacienda, en representación del Poder Ejecutivo y como cabeza el Equipo Económico, presentó hace unos días al Parlamento Nacional el proyecto de ley que establece el Presupuesto General de la Nación (PGN) para el año 2023.
Las proyecciones de crecimiento suponen un aumento del producto interno bruto (PIB) de entre el 4% y 5% para el año 2023, con un efecto rebote, debido al mediocre desempeño en el 2022. A pesar de lo auspicioso que significan estas cifras es necesario tener cuidado con las estimaciones, teniendo en cuenta los importantes riesgos provenientes de un escenario internacional cambiante, las vulnerabilidades macro propias de Paraguay y el escaso efecto multiplicador del PIB en el empleo y en los ingresos tributarios.
La incertidumbre es probablemente la característica más importante de la economía en el presente semestre. La mayoría de las proyecciones a inicios de año señalaban un crecimiento nulo y, en algunos casos, un desempeño negativo. Si bien hay algunas señales positivas, no se espera un cambio relevante en la tendencia. El reciente informe del Gobierno norteamericano y la próxima publicación del informe de Gafilat agregan complejidad, por sus efectos en la percepción nacional e internacional sobre la seguridad jurídica en el país.
Darío Rojas, director de Análisis Macroeconómico del Banco Central del Paraguay (BCP), sostuvo que aumenta el nivel de endeudamiento de las familias para las operaciones de consumo.
Para el desarrollo de un país, es clave apostar por la educación. La falta de mayor inversión, especialmente en las áreas rurales, tanto en infraestructura como en recursos humanos impacta necesariamente de forma negativa. La capacitación docente debe ser frecuente para que la transmisión del conocimiento sea eficaz. Urge que la enseñanza sea una prioridad y que técnicos del área sean habitualmente los designados para liderarla. Que la politiquería deje de contaminar un sector fundamental para el avance del Paraguay.
La situación actual del aumento de los precios no responde a la tradicional teoría monetaria que ha seguido el país en los años recientes. La política monetaria con metas de inflación responde a la premisa de que es posible limitar la fluctuación del nivel de los precios a través del control de la cantidad de dinero. El contexto actual ubica las causas del aumento del índice de precios en varios factores difíciles de afectar a través de esta política por lo cual es necesario diseñar e implementar otras medidas acordes con la coyuntura pero también considerar el largo plazo como perspectiva.
Un reciente informe del Banco Mundial aborda la necesidad de implementar políticas que contribuyan a la recuperación económica pos Covid-19 de manera inclusiva y sostenible. Este desafío requerirá fuertes inversiones en infraestructura, capital humano e innovación, lo cual a su vez exige un Estado más eficiente. Paraguay cuenta con espacio para mejorar la eficiencia en varios ámbitos, entre los que se encuentran la focalización de los programas, las contrataciones públicas y la gestión de los recursos humanos.
Técnicos del FMI alertaron sobre un menor crecimiento en la economía, una mayor inflación de lo que se proyecta y hasta riesgos fiscales para este 2022 en Paraguay. Esto, ante factores externos como la sequía y la pandemia, pero también por el mal manejo de los recursos públicos.
Cuando a finales del año pasado analizábamos las perspectivas para este 2022 los diferentes escenarios eran muy optimistas. En los dos primeros meses de este año los acontecimientos internos y externos hicieron cambiar radicalmente ese escenario de bonanza previsto.
Las perspectivas iniciales para el crecimiento del PIB en 2022 fueron de alrededor del 4%. Sin embargo, el difícil escenario vinculado a la sequía y el avance de la situación sanitaria hacen suponer que finalmente sería inferior, lo cual pasaría a reflejarse en nuevas proyecciones económicas más conservadoras durante los próximos meses. Las proyecciones del BCP realizadas en diciembre ya habían adelantado un crecimiento del 3,7%, lo cual es claramente insuficiente para generar empleos en la cantidad y calidad necesarias si tenemos en cuenta la evidencia de los últimos 15 años. El Gobierno debe impulsar con fuerza políticas productivas –agropecuarias y laborales– para garantizar que el mercado laboral genere los empleos en calidad y cantidad que requieren las familias para su bienestar.
El escenario del crecimiento económico para este año se ve incierto debido a los efectos de la sequía y de los focos de calor y por la pandemia, que se espera que empiece a disminuir su incidencia en el segundo semestre. A la incertidumbre en el sector real de la economía se agrega el riesgo inflacionario, también con un fuerte componente exógeno ya que parte del mismo se genera en el aumento del tipo de cambio, de los combustibles fósiles y de algunos commodities. Frente a este contexto, las autoridades económicas deben estar atentas de manera a implementar políticas para mitigar los efectos negativos en los sectores con menos capacidad de resiliencia.
Los paraguayos venimos de sortear dos años bastante duros. La pandemia del Covid-19 quitó lo mejor de nosotros, pero lastimosamente también agudizó lo peor.
Avanzamos en un periodo más en el que la economía local prenderá vela a algunos santos para que el clima permita una correcta producción. Se aseguraría así buena cantidad de soja y carne bovina para sostener los ingresos por exportación, ya que son los dos rubros más emblemáticos que salvan el crecimiento del PIB.