El que fuera en el momento de los hechos el director de los servicios sanitarios del Ejército burkinés reconoció ante el Tribunal que no había obedecido “los rigores de la deontología”, pero se justificó señalando que lo había hecho “para ayudar” a las viudas que habían acudido a verle para reunir los documentos necesarios para los trámites administrativos.
Según él, sólo la autopsia podría haber determinado la causa de la muerte de Sankara, pero confesó que no tuvo la ocasión de ver el cuerpo.
“Si estuvieras en mi lugar y vieras a las viudas, lo harías. Fue solo tres meses después de la muerte de sus maridos”, declaró.
“En ese momento nadie podía instruirme. Lo hice yo mismo, en toda mi conciencia, sin segundas intenciones”, dijo Diébré, ya jubilado, cuando se le preguntó si había recibido presiones en aquel momento.
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En este sentido, el acusado pidió la indulgencia del tribunal y presentó una disculpa pública al señalar que “si este certificado ha creado más dolor a los beneficiarios, con toda humildad, pido perdón”.
Diébré ha sido el quinto acusado de un total de catorce en ser interrogado por el tribunal militar que inició el histórico juicio por el asesinato de Sankara el pasado 11 de octubre en la capital de Burkina Faso.
El juicio tiene lugar casi 34 años después de este magnicidio y con la ausencia de dos relevantes acusados: Blaise Compaoré, presidente de Burkina Faso desde la muerte de Sankara en octubre de 1987 hasta octubre de 2014 -actualmente exiliado en Costa de Marfil- y Hyacinthe Kafando, jefe del dispositivo de seguridad de Compaoré en 1987.
De los inculpados interrogados hasta la fecha destacó el testimonio del primero en subir al estrado, Yamba Elysée Ilboudo, conductor militar acusado de complicidad en ataque a la seguridad del Estado y asesinato, quien reconoció los hechos que se le imputan, pero en su defensa aseguró estar obedeciendo órdenes.
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Sankara fue asesinado el 15 de octubre de 1987 a los 37 años junto a 12 de sus colaboradores después de que un comando golpista, liderado por Compaoré, asaltara su despacho.
Este carismático líder, conocido como el Che Guevara africano, había llegado al poder en 1983 en un golpe de Estado organizado junto a Compaoré, entonces su mejor amigo y compañero de armas.
Sankara destacó como un panafricanista y un revolucionario, inspirado por figuras como el entonces presidente de Cuba, Fidel Castro, o el guerrillero y político argentino nacionalizado cubano Ernesto Che Guevara.
La investigación sobre el asesinato estuvo bloqueada desde que Compaoré sustituyó a Sankara en la jefatura del Estado, desde su muerte hasta octubre de 2014, cuando dimitió y se exilió en la vecina Costa de Marfil, tras las revueltas civiles acaecidas cuando intentó modificar la Constitución para mantenerse en el poder.
La investigación no había prosperado hasta ahora, a pesar de que el Gobierno de transición formado tras la caída de Compaoré autorizó la exhumación del cadáver del exmandatario para realizar pruebas de ADN, que resultaron inconcluyentes.
No obstante, los expertos dijeron que el cuerpo recibió varios disparos, lo que concuerda con el testimonio de varios testigos del asesinato de Sankara y que dio esperanzas para que pudiera celebrarse el juicio.