El sábado 21 de agosto de 2004 se realizaba un allanamiento en la mansión de Raúl Menocchio, del barrio Mburucuyá de Asunción. Era el principal sospechoso de la desaparición de dos personas.
El hombre, sin ningún indicio de estar nervioso o preocupado por la presencia de la comitiva, acompañada por los flashes de las cámaras y transmisiones en vivo para la televisión, pidió permiso al fiscal del caso para ir a buscar a su abogado.
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Cámaras de televisión captaron cómo el Gusano subía a su camioneta y se retiraba del lugar. Fue en ese momento que el fiscal Silva ordenó su detención, pero, al parecer, contaba con demasiada protección.
¿Por qué tenía tanto poder, el Gusano Menocchio?
Su ascenso al jet set paraguayo comenzó en los años 90, cuando compró acciones de la empresa Telstat SA, que ofrecía servicio de televisión por cable en todo el país. Contaba con una red de distribuidores, pero luego se constató que las señales eran pirateadas y tuvo que enfrentar un proceso legal.
En 1998 fundó la empresa de Seguridad de Área Protegida (SAP) teniendo como socio a quien fuera comandante de la Policía Nacional, comisario Mario Agustín Sapriza, ya fallecido.
La empresa fue contratada por el Gobierno para luchar contra el rollotráfico. Luego, la empresa quebró, dejando a muchos usuarios estafados.
En todos los emprendimientos contó con el apoyo de personas influyentes de los gobiernos de turno.
Acerca del hombre se tejieron muchas historias que rozan el mito y la leyenda.
Cámaras. Uno de los investigadores –que pidió la reserva de su identidad– reveló uno de los hechos que se le atribuye al argentino, que según explicó, organizaba fiestas orgiásticas en su mansión, en el barrio Mburucuyá de Asunción, invitando a autoridades influyentes, así como a personajes de la farándula.
El Gusano mandó instalar cámaras por los rincones de la casa y de esta manera grababa los encuentros íntimos que tenían estos personajes con mujeres contratadas por el polémico empresario.
De esta forma, Menocchio extorsionaba a estos personajes, amenazando con sacar a luz las imágenes.
Era una de las razones por el que ostentaba tanto poder y por la que nadie le pidió la cédula al cruzar la frontera, y que ningún uniformado se haya percatado de que tenía orden de captura.
Luego de su huida, el fiscal José Luis Silva fue denunciado en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados por mal desempeño de sus funciones y fue apartado.
El hombre asegura que en realidad lo sacaron por hurgar en demasía sobre los movimientos financieros de Menocchio y su conexión con el poder (ver aparte).
El mismo Menocchio, cuando se estaba tramitando su extradición a nuestro país, admitió que tenía muchas ganas de someterse a la Justicia paraguaya. Cuando se le consultó si algunas personas más se verían salpicadas por sus hechos, fue contundente: “Muchos. En Paraguay, políticos y empresarios. En Argentina, no. Pero no voy a decir los nombres. En su momento ya se va a ventilar en la Justicia”, dijo al periódico El Territorio.
Ex fiscal Silva: “Estoy con mi conciencia tranquila”
El ex fiscal José Luis Silva trató de injusta su separación del Ministerio Público luego de haber sido denunciado ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. Explicó que en todo momento realizó las diligencias correspondientes en el proceso y aseguró que intereses oscuros lograron su desvinculación.
“Me jodieron la vida estos tipos, pero estoy con mi conciencia tranquila. Mis manos no están manchadas con la sangre de esas víctimas”, comenzó diciendo el abogado, al recordar que había lamentado no haber podido indagar hasta el final este caso.
“Comencé a bloquear las cuentas (de Menocchio) y sus operaciones comerciales. Eso fue un 3 de setiembre y para el 20 de ese mes, ya fui denunciado ante el Jurado”, ironizó.
Silva también recordó las llamadas que recibía de altos funcionarios del Gobierno de la época que se mostraban muy interesados en saber cómo seguía la investigación.
Confesó haber recibido amenazas telefónicas anónimas.