Se trata de un gesto contundente por parte del régimen de Kim Jong-un, que visitó la semana pasada una planta llena de cascadas de centrifugadoras de uranio –aparentemente más avanzadas de lo estimado inicialmente por los expertos– y ordenó aumentar la cifra de estos dispositivos “para incrementar exponencialmente el número de armas nucleares”.
Estas son algunas claves para tratar de descifrar este mensaje calculado que Pionyang –que desde 2019 rechaza retomar el diálogo sobre desarme– decidió emitir a falta de menos de dos meses para que los estadounidenses elijan nuevo presidente.
Se conocen pocos detalles sobre cómo, dónde y cuánto uranio es capaz de enriquecer Corea del Norte, así como el nivel de concentración de isótopos del material resultante (a mayor concentración de uranio-235, más fisible el combustible de la bomba).
Hasta hoy Corea del Norte solo había mostrado en 2010 unas instalaciones en el Centro de Investigación Nuclear de Yongbyon (unos 100 kilómetros al norte de Pionyang) al científico estadounidense Siegfried Hecker, quien estimó que el lugar albergaba unas 2.000 centrifugadoras de gas –un modelo más anticuado– para producir uranio de bajo enriquecimiento.
Servicios de inteligencia y analistas dan por hecho que el régimen posee al menos otro centro de procesamiento en Kangson, en las afueras de la capital norcoreana. En este recinto de Kangson, el que se cree que han mostrado los medios norcoreanos (que no mencionan la localización de la planta), puesto que afirman que Kim Jong-un visitó la superficie en construcción para nuevas centrifugadoras, algo que concuerda con un reciente informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que advierte que se está construyendo un anexo en este complejo situado al suroeste de Pionyang. EFE