23 nov. 2024

Planean reconvertir en UTI salas de reanimación para evitar el colapso

AL LÍMITE. Internados en terapia repuntan y reserva en el sistema público es 255 camas para Covid-19. TRANSITORIO. A pesar del acuerdo con los privados piensan extender cuidados intensivos a otras salas.

Sin lugar. A los hospitales de referencia se les suman ahora algunos del interior, por lo que  se barajan estrategias para no colapsar.

Sin lugar. A los hospitales de referencia se les suman ahora algunos del interior, por lo que se barajan estrategias para no colapsar.

De las alrededor de 330 camas para Unidad de Terapia Intensiva (UTI), habilitadas en el sistema público durante todo este tiempo pandémico, un total de 255 se asignaron para atender exclusivamente a pacientes Covid-19. Esto último al menos confirmó la doctora Leticia Pintos, directora de Terapias y Urgencias Hospitalarias del Ministerio de Salud Pública (MSP).

Hasta el miércoles último había 251 pacientes internados en UTI por coronavirus, con la salvedad de que aproximadamente una treintena de esos enfermos graves están en algún sanatorio del sistema privado.

De cualquier manera, como todos los hospitales –y no solo los de referencia– están llegando a su tope de capacidad, en la cartera sanitaria están planificando reconvertir las salas de reanimación para poder hacer los cuidados intensivos de los casos graves del nuevo coronavirus.

“Fuimos aumentando en la medida en que se fueron incrementando los casos. Entonces, así como aumentamos la cantidad de camas, llenamos rápidamente”, apunta el doctor Hernán Martínez, director de Servicios y Redes de Salud.

Por más de que se cuenta con un remanente cercano a 40 camas en el privado, mediante el convenio suscrito con el sector, reconoce que de seguir esta “tendencia en alza” de hospitalizados graves, “vamos a tener que reconvertir las salas de reanimaciones”, que es un espacio previo a la terapia intensiva. “Allí son derivados los pacientes que llegan en mal estado al hospital para estabilizarlos y después pasan a terapia. Pero si seguimos de esta manera, quizás vamos a tener que reconvertir esas salas en unidades de cuidados intensivos para Covid”, explica y señala que “no hay muchas salas para reconvertir”.

Aunque ese no es el único inconveniente: “Tampoco hay la cantidad suficiente de intensivistas” que dirijan las atenciones respectivas.

“La suma de todos los miedos es que nos quedemos ya sin posibilidad de seguir aumentando camas. Por más de que se puedan comprar equipos, hoy tenemos un problema muy serio que se llama especialistas. Estamos utilizando a colegas afines a la terapia, como son los internistas, emergentólogos que tienen un entrenamiento básico”, revela.

Ven la posibilidad, a su vez, de aumentarles los vínculos a los intensivistas porque existe un tope de vinculaciones con el Estado. “La mayoría de los intensivistas están partidos en cuatro o cinco partes”, dice.

Martínez advierte que tampoco el privado es garantía de disponibilidad de camas. “Se vio un aumento importante de la ocupación de camas en los privados: Uno de ellos nos reportó un día que no iban a poder recibir a pacientes Covid porque estaban con su dotación completa”, cuenta. Es decir, sin disponibilidad de sus recursos humanos calificados.