Por primera vez en la historia, instituciones y organizaciones internacionales, creadas para asegurar la paz, la cooperación y el desarrollo de las naciones, como la ONU, la OEA y la Unión Europea, asociadas con instituciones financieras de nivel mundial y con la colaboración de un pequeño grupo de multimillonarios, lideran conjuntamente un plan y programas con políticas y estrategias globales, propias de las plutocracias, que avasallan a las democracias.
Por tratarse de una poderosa plutocracia, que amenaza gravemente a nuestra débil democracia, es oportuno recordar qué es una plutocracia e indagar sobre las pretensiones de esta insólita y anómala plutocracia.
La palabra castellana “plutocracia” viene del griego plutos que significa “ricos” y cracia, poder.
Se llama plutocracia a la “situación sociopolítica de país o nación en la que los ricos tienen preponderancia en el Estado”, en sus tres poderes, en el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Y la palabra “democracia” también viene del griego: demos significa “pueblo” y cracia, “poder”; en la democracia, el poder le pertenece al pueblo.
Es evidente que cuando la preponderancia de los ricos (sean países, instituciones, organizaciones o personas) manipulan con presiones, sobornos o amenazas a un Estado propio o extranjero, el poder ya no está en manos del pueblo: la democracia ha muerto.
Obviamente si esto sucediera con los poderosos ricos extranjeros, anteriormente citados (ONU, OEA, UE y multinacionales financieras y apoyo de multimillonarios), estaremos en una situación sociopolítica gravísima, porque imponen objetivos, ideologías, políticas, planes, programas y acciones que:
1. Van frontalmente contra nuestra Constitución Nacional y las leyes.
2. Violan la ética común y la moral cristiana.
3. Atacan directamente nuestras culturas paraguayas y sus bases.
4. Enfrentan activamente y amenazan principios y valores cristianos, con los que estamos comprometidos el 97,4% de los paraguayos.
5. Si las autoridades del Estado paraguayo ceden a las presiones y sobornos de esta plutocracia internacional, perdemos la independencia, la libertad y autonomía como nación, enterramos la democracia, y el pueblo paraguayo pierde su soberanía.
6. Si esto llegara a suceder, ¿cómo se sentirá el soberano pueblo paraguayo? ¿Alienado? ¿Marginado? ¿Humillado? ¿Traicionado?...
La semana pasada, del 26 al 28 de junio, se ha celebrado aquí en Paraguay la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) y lamentablemente hemos podido comprobar que efectivamente las autoridades responsables de la dirección de este organismo americano internacional, alejándose de los objetivos definidos en la fundación de la OEA (entre los que se encuentran defender la soberanía e independencia de las naciones) han venido a Paraguay promoviendo y presionando para imponernos la perversa, genocida y anticientífica ideología de género.
Como un signo expresivo de esta promoción arbitraria, merece citarse que los directivos de la OEA han incorporado al nombre de la OEA el arcoíris, símbolo actualmente representativo del colectivo LGBT, activos protagonistas de la ideología de género.
Esta plutocracia internacional está desafiando y poniendo a prueba nuestra soberanía y la solidez de nuestra democracia.