En una entrevista con la agencia EFE, el sacerdote Cristóbal Acosta, advirtió que alrededor de 300 jóvenes y niños se encuentran en riesgo de quedarse sin clases desde finales de octubre ante la falta de agua en la localidad de Teniente Manuel Irala Fernández, afectadadesde hace meses por la sequía que sufre la región del Chaco paraguayo.
Los alumnos dejarían sus clases un mes antes de que culmine el ciclo escolar, añadió, al tiempo de afirmar que el municipio vive esta “situación de emergencia prácticamente cada año”.
“Si no es sequía, es inundación”, lamentó el religioso, cuya parroquia está ubicada a unos 389 kilómetros de Asunción, la capital del país, y abarca a 22 comunidades.
Acosta, quien lidera la parroquia San Eugenio de Mazenod, explicó que las lluvias constituyen la principal fuente de agua para el consumo en esa región. “Ya tenemos una sequía de siete meses sin lluvia”, dijo.
La escasez de agua, agregó, ha puesto en riesgo la continuidad de las labores en un internado o residencia en la que alrededor de 70 jóvenes cursan un programa de Bachillerato Técnico Agropecuario (BTA).
También se ha visto afectada otra escuela a la que asisten unos 220 alumnos. En ese distrito residen unas 5.000 familias, en su mayoría indígenas.
“Este año, al parecer, vamos a adelantar el cierre del ciclo escolar de esos jóvenes, lastimosamente por la situación que estamos atravesando”, afirmó el párroco.
“Es insostenible”
En ese sentido, confesó que “ya es insostenible tener a los jóvenes”, ya que no cuenta con agua potable para el consumo.
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“Si toman agua del tajamar le dan otras enfermedades, como diarrea y otras cosas que les afectan”, alertó.
El sacerdote explicó que también la escuela parroquial, cuyos alumnos proceden de distintas localidades y reciben clases en turnos de mañana y tarde, necesita de agua potable.
Otro internado ubicado a 190 kilómetros de la parroquia dispone de agua, aunque, según el presbítero, “tiene algo de sal”, lo que consideró no la hace potable.
En ese contexto, el párroco llamó la atención acerca de la situación en otras escuelas públicas, centros de salud y la población en general.
Sin reservas
Sobre el abastecimiento, relató que las comunidades disponen de centros para depositar el agua, que proviene de las lluvias y se almacena en aljibes. No obstante, advirtió que esas reservas “ya también escasean”.
Sostuvo que esto está afectando a los pequeños productores de ganado, que han visto decrecer la producción de leche e incluso deben racionar el agua y el alimento que compran para mantener su rebaño.
Según Acosta, la asistencia gubernamental en muchas ocasiones “no es suficiente”. Por ejemplo, ilustró que los víveres entregados a comunidades indígenas “duran una semana”.
Ante la sequía en la zona, el Gobierno estableció un plan para abastecer de agua a la zona. En ese marco, envió un total de 25 camiones cisterna con unos 310.000 litros de agua potable a la región, que cuenta con una extensión de 246.925 kilómetros cuadrados compuesta por los departamentos de Boquerón, Alto Paraguay y Presidente Hayes.