23 nov. 2024

Pobreza no es solo monetaria

La pobreza en Paraguay no es solo una cuestión de ingresos insuficientes. Es una realidad compleja y multidimensional que afecta a más de un millón de personas en el país. La publicación del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) por el Instituto Nacional de Estadística (INE) revela una imagen preocupante de las carencias que enfrenta nuestra población, especialmente en las áreas rurales.

El IPM, que va más allá de medir la pobreza en términos monetarios, se enfoca en cuatro dimensiones clave: Acceso a trabajo y seguridad social, vivienda y servicios, salud y ambiente, y educación. Estos indicadores, basados en la Encuesta Permanente de Hogares Continua de 2022 y 2023, ofrecen una perspectiva integral de las privaciones que sufren las personas. En 2023, el 17,19% de los paraguayos vivía en situación de pobreza multidimensional, lo que representa aproximadamente a 1.009.044 personas. Aunque esto representa una mejora con respecto al año anterior, la situación sigue siendo crítica, especialmente en las zonas rurales, donde la incidencia es del 33,09%.

La pobreza multidimensional es una forma más precisa de entender las dificultades de la gente. No se trata solo de cuánto dinero tienen en sus bolsillos, sino de si pueden acceder a básicos como salud, educación y vivienda adecuada. En las áreas urbanas, la incidencia es del 7,50%, cifra que aunque menor comparada con las zonas rurales, sigue siendo significativa. Es en el interior del país donde se encuentra la mayor concentración de pobreza, con departamentos como San Pedro (33,20%), Caazapá (32,37%) y Concepción (32,34%) encabezando la lista.

Estos números nos dicen que no basta con mejorar los ingresos de las personas; es necesario garantizar que puedan acceder a servicios esenciales. El informe del INE muestra avances en ciertos aspectos, como la reducción del uso de leña o carbón para cocinar y la mejora en el saneamiento, pero estos avances son solo pequeños pasos en un largo camino.

El IPM, basado en la metodología de la Iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford y la Teoría de Capacidades de Amartya Sen, no solo mide la falta de dinero, sino también la falta de oportunidades. Esta herramienta es crucial para focalizar de manera efectiva las políticas públicas y mejorar el goce de los derechos de la población. La pobreza multidimensional nos obliga a mirar más allá de las cifras y a entender que detrás de cada número hay una persona, una familia, que lucha por una vida digna.

La reducción de la pobreza multidimensional (en 2,5 puntos porcentuales) respecto al año anterior es un logro que debemos celebrar, pero no podemos conformarnos. La desigualdad entre las áreas urbanas y rurales es un recordatorio de que nuestras políticas deben ser inclusivas y equitativas.

Las políticas públicas deben enfocarse en cerrar esta brecha. Es imperativo invertir en infraestructura, educación y salud en las zonas rurales. Debemos garantizar que todos los paraguayos, sin importar dónde vivan, tengan acceso a los servicios básicos que les permitan desarrollar su máximo potencial. La mejora de las condiciones laborales y la seguridad social son esenciales para que las personas no solo sobrevivan en nuestro rico país, sino que prosperen.

La pobreza multidimensional es una realidad que no podemos ignorar. Nos obliga a mirar más allá de las soluciones fáciles y a enfrentar los problemas de manera integral. Paraguay tiene el potencial de ser un país donde todos sus ciudadanos tengan la oportunidad de vivir con dignidad y esperanza.

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