Más de 600.000 niños menores de 10 años de edad o igual se encuentran en situación de pobreza, teniendo que sobrevivir en sus hogares con un ingreso inferior a G. 21.000 por día.
Estas son las cifras que revela el informe La infantilización de la pobreza, realizado por el Centro de Investigación Aplicada (CIA) del Observatorio Económico de la Facultad de Ciencias Contables, Administrativas y Económicas de la Universidad Católica (UCA).
Los 600.000 niños que se encuentran en situación de pobreza –según cifras de la Encuesta Permanente de Hogares del 2016– representan el 40% del total de los chicos en ese rango de edad mencionado. Lo alarmante: alrededor de 136.000 pequeños, el 9% del total de niños del país, se encuentran en pobreza extrema.
Teniendo en cuenta esta realidad social, el Centro de Investigación recuerda que la pobreza de los niños tiene un costo enorme para la sociedad en términos de capital humano y de integración, y que, como resalta Unicef en su informe Challenges. Child Poverty in Latin America, si se pretende romper el ciclo intergeneracional de la pobreza es crítico empezar con los niños.
“La pobreza está asociada a carencias que producen daños biológicos permanentes en los niños, además de afectar sus desarrollos sicológicos y sociales en un amplio espectro”, dice el documento.
Ingresos. En el análisis que presenta el Centro de Investigación Aplicada se especifica el principal indicador que se tuvo en cuenta para medir la pobreza en el 2016: los montos de los ingresos necesarios para adquirir una canasta básica de alimentos.
Los miembros de un hogar en pobreza extrema tenían un ingreso per cápita de G. 7.836 por día o menos, en el sector urbano, y de G. 7.156 por día o menos en el área rural.
En los hogares en pobreza no extrema el ingreso se situó entre G. 21.018 por día; en G. 7.836 por día en el sector urbano, y entre G. 14.893 por día y G. 7.156 por día en el sector rural.
Asimismo, los hogares no pobres eran aquellos en los que las familias tenían un ingreso superior a los límites de G. 21.018 por día en el sector urbano, y de G. 14.893 por día en el sector rural.
Estos últimos tenían los ingresos suficientes para comprar tanto la canasta básica de alimentos como una canasta básica de otros bienes y servicios esenciales para la vida.
DESIGUALDAD QUE CASTIGA. Por otro lado, y en total contraste, una alta proporción de los niños en situación de pobreza no está teniendo acceso a niveles mínimos de nutrición, educación, recreación, salud y vivienda; por lo cual sus oportunidades para lograr el bienestar actual y futuro están severamente restringidas, “de manera que la pobreza y la desigualdad son reproducidas a lo largo de las generaciones”.
La pobreza infantil –señala el informe– se da en el contexto de una sociedad y una economía muy desiguales “que no proporcionan igualdad de oportunidades para todos, una sociedad y una economía con un alto impacto de problemas de desocupación y subocupación laboral”.
El documento concluye que este problema económico y social de Paraguay –el más importante– debe ser abordado con “responsabilidad y amor” por parte de políticas públicas.