Uno de los hermanos de la pareja del policía Isidro Cano, autor del crimen en Capiatá, reclamó la falta de acción que tuvieron los efectivos policiales que acudieron hasta la escena del crimen, donde fueron asesinados cinco integrantes de su familia.
El joven manifestó que los intervinientes quisieron prohibirle la entrada al lugar, manifestándole que todos adentro se encontraban muertos. Sin embargo, logró ver a su hermano de 11 años retorcerse al lado del cuerpo de su madre.
“En ningún momento los policías se acercaron a los cuerpos para revisar si tenían pulso. Yo fui, entré, mi hermano me escuchó y me dijo que quería ir al baño, era por el dolor que estaba sintiendo”, relató durante el programa La Lupa.
Según su versión, fue él mismo quien alzó al niño de 11 años y pidió a la Policía Nacional llevarlo hasta un centro asistencial. Los agentes dijeron al joven que aborde la carrocería de la patrullera, junto con el herido.

Fue así que llegaron hasta el Hospital Materno Infantil de Capiatá, donde el menor recibió las primeras atenciones antes de ser trasladado hasta el Hospital de Trauma.
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En ese lugar, según indicó, también sintieron la falta de empatía por parte de las autoridades, quienes supuestamente se mostraron indiferentes a la ayuda y el dolor de los familiares.
El niño está en la Unidad de Terapia Intensiva, con estado delicado. Recibió cuatro impactos de bala que le produjo lesiones en el hígado, uno de sus pulmones, una vértebra y un vaso.
Isidro Casco Salinas asesinó a cinco miembros de su familia y luego se autoeliminó. Sus suegros, Alberto de la Cruz Riveros Benítez (51) y Amalia Portillo (50), así como sus propios hijos de 2 y 1 año y su cuñada de 16 años son las víctimas fatales.
El hecho se registró en el callejón Cerrito casi San Diego del barrio San Miguel de Capiatá, Departamento Central.
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Un llamado previo al crimen
Poco antes de cometer el crimen, el suboficial se habría contactado con la Subcomisaría 13ª alertando sobre la presencia de una persona que, supuestamente, quería ingresar a robar en su casa.
Una patrullera acudió hasta su domicilio, ubicado en el kilómetro 18 de Capiatá, donde lo encontraron bajo aparente efecto de estupefacientes y con dos armas en las manos.
De acuerdo con información que manejan los familiares, el policía estaba visiblemente alterado y los intervinientes intentaron tranquilizarlo.
Tras constatar que en los alrededores no había nadie, la patrullera se retiró del lugar pero sin tomar la precaución de desarmar a su camarada, atendiendo al estado en que se encontraba.
La familia de los fallecidos exigen que el Ministerio del Interior accione, en vista de que el desenlace fatal se hubiera podido evitar si en el procedimiento anterior el autor era desarmado.