Entre estos tres productos, el vino fue el que más sufrió por el contrabando, pues sus importaciones formales sufrieron una merma del 25% durante el 2023, en comparación al 2022. Por su parte, las importaciones formales de cerveza se vieron afectadas con una merma del 18% en dicho periodo.
El estudio realizado por Mentu hace una especial mención a la sidra, ya que es una bebida altamente tradicional en el Paraguay para las fiestas de fin de año. Durante el 2023, las importaciones formales de este producto tuvieron una baja del 17%, que podría ser explicada por el alto ingreso del producto en el esquema ilícito del contrabando.
Además, cabe recordar que, según resultados del citado informe, la oferta de productos de contrabando es aceptada casi en igual proporción por personas de ingresos altos como por las de ingresos bajos.
Casi uno de cada cinco encuestados reconoció en una encuesta para el informe, que compra de puestos de ventas informales con productos traídos de Clorinda (Argentina), a lo que se suma una importante proporción que declaró haber realizado compras en el 2023 en esa zona fronteriza.
Por preferencia. De esta manera, se pudo evidenciar que el consumidor admite comprar productos de contrabando por preferencia, independientemente de su poder adquisitivo, con el precio como principal parámetro de decisión.
Además, no se tienen en cuenta aspectos de salubridad y seguridad sanitaria, lo que eleva aún más la alerta ante el alto riesgo que conlleva consumir principalmente alimentos cuya calidad en los procesos de transporte y almacenamiento no pueda ser garantizada.
A modo de ejemplo, esta semana trascendió a la prensa la denuncia de una ciudadana que sostuvo haber sido hospitalizada tras consumir un vino en mal estado que estaba siendo comercializado sin licencia en un comercio mayorista.
Es por estos motivos que, desde ProDesarrollo instan a las autoridades locales a ejercer un control más decidido en las fronteras del país, de modo a mitigar el impacto de este flagelo en la economía formal.
Esto no solo afecta a importadores formales y a los productores locales –sostiene la organización–, sino también a muchas familias paraguayas que llevan el pan a casa a través de su trabajo honesto en el sector formal, así como a la salud de toda la población.