El 2022 ha sido un año intenso, determinado por polémicas, hechos de violencia con graves consecuencias, y aunque también hubo victorias y buenas noticias, el balance, no obstante, sigue siendo dispar.
A principios de este año quedó expuesta una situación de inseguridad antes no registrada. Se trata de la tragedia ocurrida en el Ja’umina Fest en San Bernardino, donde tras un tiroteo en medio del concierto falleció la joven madre, influencer y empresaria Cristina Vita Aranda, considerada una víctima colateral del atentado. Meses después sucedió el crimen del fiscal Marcelo Pecci, un hecho ocurrido en una isla en Colombia que, al mismo tiempo de develar los largos tentáculos del crimen organizado, desnudó la ineficacia de nuestra Fiscalía General el Estado. Cuando en Colombia han sido detenidos y condenados los responsables materiales del hecho, en el Paraguay no hay ni siquiera sospechas sobre los autores intelectuales.
Ambas situaciones exponen el gran nivel de inseguridad que existe en Paraguay, situación a la que viven expuestos todos los pobladores del país. Inseguridad que se ve desbordada con el avance del área de influencia del narcotráfico y los sicarios del crimen organizado. Es precisamente por esta razón que esperamos con esperanza este nuevo año, y anhelamos que las instituciones sean capaces de luchar contra la corrupción que muchas veces infiltra las mismas instituciones, pues no podemos dejar que el crimen organizado y las mafias sigan atentando contra el sistema democrático.
Deseamos, asimismo, que en el 2023 el Estado paraguayo muestre mejores resultados en su combate a la corrupción pública. Este año estuvo marcado por agridulces resultados sin duda. Por un lado, la caída del clan González Daher, un grupo que implementó por décadas un perverso esquema de usura, aprietes y hostigamientos, y, por el otro, quedan aún sin investigar ni juzgar varios casos de políticos y funcionarios corruptos. El mal uso del dinero público perjudica directamente a la gente, cuando no se aprovechan los recursos en beneficio de la población que más necesita.
Los nombramientos que realizó la Embajada de Estados Unidos al declarar significativamente corruptos al ex presidente de la República y líder de Honor Colorado, Horacio Cartes, y al vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, tuvieron gran impacto mediático, pero lo que realmente esperamos es que las instituciones del Estado sean autónomas e independientes y capaces de investigar, procesar y condenar a los corruptos que roban el bienestar de los paraguayos. La corrupción mata, la corrupción empobrece y roba la calidad de vida de los ciudadanos.
Los paraguayos merecen una vida mejor, con trabajo digno, salarios justos, acceso a la educación y a la salud y a una vida segura sin violencia. Esas no serían meras utopías si los que administran el dinero público hicieran su trabajo con honestidad, gestionando los recursos para el beneficio de la mayoría de la población, y no solamente para sus propios intereses.
Para el año que se inicia esperamos tener más experiencias positivas como las que vivimos en el ámbito del deporte con los Juegos Odesur, en los que nuestros atletas demostraron excelencia y esfuerzo; que esta vivencia se pueda replicar por el entusiasmo que generó en la población y porque, sin dudas, la juventud paraguaya necesita más oportunidades para vivir una vida sana y creativa. Así como también la alegría que compartimos con la guitarrista Berta Rojas, quien se consagró en dos categorías de los premios Grammy Latino. Estas son dos experiencias que nos hablan de ese otro Paraguay que es posible, el que nos da una razón para mantener la esperanza.