14 abr. 2025

Por vocación y amor a los niños fundó el servicio para cirugías del corazón gratuitas

La enfermedad de su abuela fue el motivo de la doctora Nancy Garay para estudiar medicina. Hizo su especialización en el Instituto del Corazón en San Pablo, Brasil. Hace 15 años, fundó en el Hospital Acosta Ñu un servicio para la atención integral y las cirugías cardiacas sin costo.

31377443

Dra. Nancy Garay

JAVIER VALDEZ

Mi nombre es Nancy Garay. Provengo de una familia numerosa de seis hermanos. Mi infancia viví en Caacupé, en donde cursé la escuela primaria y secundaria.

Mi especialidad es la de cardióloga pediatra y hago diagnóstico. También soy subespecializada en ecocardiografía pediátrica y fetal.

Mis padres fueron personas muy trabajadoras y sacrificadas, y se han encargado de cuidarnos, educarnos y guiarnos. Una enfermedad de mi abuela materna me marcó y despertó en mí la vocación de ser doctora porque viendo su padecimiento le hice la promesa de estudiar medicina para buscar una cura.

Nunca dudé de que estudiaría medicina y cuando estaba haciendo los últimos cursos y empecé a dar la asignatura de pediatría fue algo que me atrapó desde el primer momento.

Me gustaba trabajar con los niños. Cuando hice mi pasantía rural, me dediqué a tratar solamente afecciones de niños y estando en el Hospital de Clínicas, donde hice mi residencia de pediatría, me di cuenta de que todos los pacientes que más gravemente estaban enfermos y que menos posibilidades de tratamientos tenían en aquella época, hace 30 años, eran los niños que padecían las cardiopatías, ya sean congénitas o adquiridas.

Eso llamó mi atención e hizo determinar que optara por seguir la especialidad de cardiología. En aquella época solamente se podía estudiar en el exterior.

Recibí la aceptación para acceder a un lugar en la residencia del Instituto del Corazón en San Pablo (Brasil), que depende de la Universidad de San Pablo, que está considerada entre las mejores universidades del mundo.

Viví cinco años y medio en San Pablo (Brasil) y después volví a Paraguay. Una beca del gobierno de Andrés Rodríguez me permitió costear mis estudios y estadía.

RECUERDOS

Una de las cosas que más me impactaron cuando llegué a San Pablo es que en Paraguay nosotros ni siquiera podíamos hacer cirugías cardiacas simples, mínimas, para salvar la vida de un paciente.

Entonces, en ese momento, yo comencé a forjar mis sueños de volver al Paraguay y hacer lo mismo por nuestros pacientes. Cuando volví a Paraguay, formé una familia, tuve dos hijas. Una de ellas es arquitecta y la otra es doctora, y está haciendo una especialización en pediatría en Estados Unidos, es la única paraguaya admitida en el Cincinnati Children’s Hospital Medical Center.

Siempre digo que mis hijas me salvaron de una depresión tremenda, porque obviamente al volver a Paraguay y volver al viejo Hospital de Clínicas, que era mi casa de donde salí, y no se podía hacer nada.

Entonces, durante mucho tiempo, trabajé en el Hospital de Clínicas, pero tenía muchos proyectos propios que yo no los podía llevar a cabo en ese lugar, había muchas trabas, muchas limitaciones. Entonces, renuncié y trabajé única y exclusivamente, como siempre lo hice desde que llegué al Paraguay, dentro de la medicina privada.

Dentro de ella tenía muchos pacientes, a quienes les hacía el diagnóstico al nacer, pero tampoco se podían operar en Paraguay. De esos pacientes que tenían condiciones económicas, dos de ellos me pidieron que los llevara vía aérea al exterior para operarse. Yo accedí y en dos oportunidades tuvimos percances. En una de ellas, casi me cuesta mi libertad y en la otra casi me cuesta la vida.

Un paciente —que trasladamos a San Pablo en un vuelo privado— estaba muy crítico. Le dije al piloto que necesitábamos llegar con urgencia porque estábamos perdiendo al paciente. El piloto, queriendo ayudarnos en vez de aterrizar en Guarulhos, solicitó una autorización para llegar a un aeropuerto interno de San Pablo, que se encontraba a 10 minutos en ambulancia del Hospital Sirio-Libanés, donde queríamos llevar al paciente.

El piloto cambió la ruta de aterrizaje y no hubo autorización. Nos dejaron a todos presos por violación del espacio aéreo del país. Al paciente le permitieron salir vía ambulancia con su padre. Obviamente se operó y se salvó. Al personal médico se nos liberó días después. El piloto fue juzgado y condenado.

Otra vez, llevando a un paciente a San Pablo, una tormenta casi nos derribó; de hecho, la tormenta nos envió al sur del Brasil. Fuimos a aterrizar a Porto Alegre y no a San Pablo.

Ahí fue cuando me prometí a mí misma que haría algo para no volver a pasar por eso. No volver a llevar en esa circunstancia a un paciente y no volver a arriesgar mi vida y dejarles huérfanas a mis hijas.

FUNDACIÓN

De ahí me puse firmemente la idea de crear un servicio donde el paciente tenga la oportunidad de tener un acceso integral y a tiempo en diagnóstico, tratamiento, totalmente gratuito.

Entonces, en contacto con un colega, que es el doctor Marcos Melgarejo, que también se formó en el mismo hospital donde yo me formé, nos pusimos de acuerdo en hacer un programa de atención integral e iniciar ese programa en un lugar público donde haya más facilidad de acceso a los pacientes de escasos recursos.

Así nace un programa en el 2010, que se llama “Asistencia integral a niños portadores de cardiopatías congénitas y adquiridas”, en el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu. Y para solventar el tratamiento de esos pacientes, creamos una fundación, que ahora está desactivada, pero ojalá que podamos volver a reactivarla en algún momento, se llama Centro Especializado de Cardiología Infantil (CECI), que lo creé con un grupo de padres.

Soy jefa de servicio y creadora de ese programa. Llevamos 15 años de trabajo y tenemos cerca de 2.000 pacientes operados y 21 pacientes trasplantados. El trasplante cardiaco nació de la necesidad de dar una respuesta a aquellos pacientes cuya enfermedad ya no permitía ningún tipo de tratamiento con medicamentos, con intervenciones o con cirugías. El 98% de los recursos con los que trabajamos sale del Estado a través del Ministerio de Salud Pública y lo que pretendemos hacer este año es duplicar y triplicar algunos sectores.

La reflexión para los jóvenes que quieren estudiar medicina es que sepan que esta es una carrera de resistencia y no de velocidad. Si lo que buscan es un reconocimiento rápido, ganar mucho dinero rápido, esta no es la especialidad.

A los jóvenes que quieren estudiar medicina sepan que esta es una carrera de resistencia y no de velocidad. Si lo que buscan ganar es mucho dinero rápido, esta no es la especialidad.

Más contenido de esta sección
“No tengamos miedo de hablar”, dijo monseñor Ricardo Valenzuela en homilía del Domingo de Ramos en Caacupé. El cardenal Martínez llamó a no ser espectadores pasivos ante sufrimiento de vulnerables.
Invitan a creyentes a vivir con profundidad la Semana Santa, conmemorando la Pasión, Muerte y Resurrección. Cardenal Martínez presidirá misa, a las 11:00, en la Catedral.