“En este momento tenemos aproximadamente un 70% de ocupación, y hay algunas zonas que ya no tienen lugar, como Misiones, por el evento de Tañarandy. Este año es muy especial por la ausencia de Koki Ruiz, lo que despertó aún más interés de los turistas, que buscan conocer su legado cultural y religioso en este lugar tan emblemático para la religiosidad popular”, explicó Valverde.
Cordillera también registra una alta demanda, debido a las múltiples actividades religiosas propias de la fecha, como el recorrido de las Siete Iglesias o el Día de las Cruces. Localidades como Altos se destacan por su propuesta cultural y espiritual, mientras que zonas como Barrero por su ‘chipa apo’ y también concentra gran interés por su belleza natural y sus propuestas gastronómicas.
Además del turismo religioso, los viajeros buscan experiencias más cercanas a la naturaleza, con lo que Itapúa, por ejemplo, propone una infinidad de ofertas, tanto para disfrutar del contacto con sus atrayentes paisajes y el río Paraná, así como experimentar la religiosidad en las históricas Misiones Jesuíticas. En Alto Paraná, por ejemplo, se combinan actividades comerciales y de turismo ecológico. También se ofrecen paquetes turísticos organizados por agencias de viajes y empresas de transporte para visitar comunidades del Chaco paraguayo, en donde no hay posadas turísticas, pero se tienen alojamientos rústicos y rurales típicos de las colonias menonitas, en ciudades como Filadelfia y Loma Plata.
“Tenemos alojamientos rurales que brindan una experiencia completa de campo: ordeño, paseos a caballo, pesca y turismo aventura. Por ejemplo, en Itá hay una posada con granja, pesca y hasta tirolesa en zonas de cerro”, agregó Valverde.

También mencionó actividades tradicionales que han ido desapareciendo de las ciudades, como la preparación de la Última Cena en el tatacuá, que muchas posadas están recuperando como parte de su oferta cultural. “Son experiencias que ya no se pueden hacer en la ciudad y que contribuyen al bienestar emocional, al reconectarse con la naturaleza, las costumbres ancestrales y las tradiciones”, agregó.
Los precios por noche en las posadas varían entre G. 80.000 y G. 180.000, dependiendo de los servicios. Hay habitaciones con jacuzzi, piscinas, temáticas y con experiencias personalizadas para cada tipo de huésped.
Respecto a la disponibilidad, aún quedan lugares en zonas como Atyrá y Encarnación, aunque Valverde advierte que muchas reservas se concretan a última hora. La información puede encontrarse en las redes sociales de la Asociación de Posadas Turísticas o a través de contacto directo con los administradores.
Entre las propuestas destacadas se encuentran el Tour del Queso, el Tour de la Caña y el de la Moringa, así como visitas a sitios naturales como el Paseo de las Palmeras, en Piribebuy. “Semana Santa es el cierre de nuestra temporada alta. Luego comenzamos a prepararnos para eventos de todo tipo, desde capacitaciones hasta celebraciones familiares, aprovechando la versatilidad de las posadas durante todo el año”, concluyó Valverde.