Desde su funcionamiento hace ocho años, el centro afrontó múltiples desafíos en la atención de personas con adicciones, pero este año fue particularmente crítico debido al incremento de casos relacionados con el alcoholismo.
“El alcohol es una sustancia legal, pero altamente adictiva. Hoy en día, la sociedad está naturalizando el consumo excesivo, especialmente durante los fines de semana, como si embriagarse fuese algo normal. Pero eso no lo es. Es un signo claro de adicción”, señaló Duarte, directora de la clínica.
El alcoholismo se presenta con frecuencia como una adicción silenciosa. Muchas personas –dijo- no buscan ayuda hasta que la enfermedad está en una etapa avanzada. “Recibimos adultos mayores, de 60 años en adelante, que llegan cuando ya tienen graves complicaciones de salud. Es un reflejo de cómo la adicción al alcohol es ignorada o subestimada durante años”, explicó.
El fenómeno contrasta con el aumento de consultas por consumo de crac, que se visibilizó más por sus efectos inmediatos y su vinculación con hechos delictivos y la inseguridad. Sin embargo, subraya que el impacto del alcohol en la Salud Pública es igual de devastador.
NORMALIZACIÓN. Uno de los mayores obstáculos para combatir el alcoholismo es la aceptación cultural de su consumo. Duarte describe cómo las reuniones sociales y celebraciones suelen girar en torno al consumo de alcohol, lo que dificulta identificar y abordar el problema. “Muchas veces, ni las propias familias perciben el consumo excesivo como un problema hasta que las consecuencias son graves. Esta naturalización perpetúa el círculo de adicción”, agregó.
El Centro de Desintoxicación Programada atiende actualmente a un promedio de 10 a 15 pacientes diarios, alrededor de 300 a 350 pacientes por mes. No obstante, el impacto real es mayor, ya que el tratamiento incluye a los familiares de los pacientes. Pero, la falta de recursos limita la capacidad de respuesta. Con un equipo de solo seis profesionales, los horarios de atención de lunes a viernes no son suficientes para atender a todos los que buscan ayuda.
“Las personas que consumen alcohol o drogas tienen momentos específicos en los que buscan ayuda, y hay que aprovechar ese impulso. Pero sin más recursos, no podemos extender los horarios o incorporar servicios adicionales como asesoría jurídica, que es vital para muchos de nuestros pacientes”, remarcó.
A pesar de los esfuerzos del equipo, el centro opera sin apoyo estatal ni presupuesto asignado. Duarte insta a las autoridades a reconocer la magnitud del problema y a priorizar el apoyo a este tipo de instituciones.
“Es necesario un trabajo conjunto con las familias, las instituciones educativas y los medios de comunicación para desnaturalizar el consumo excesivo y promover estilos de vida saludables”, exhortó.