Las temperaturas récord registradas en el país asiático alcanzaron en algunas zonas los 41,1 grados hacia finales de julio -los Juegos tendrán lugar entre el 24 de ese mes y el 9 de agosto de 2020-, y han intensificado la preocupación sobre el posible impacto en la salud de atletas y espectadores.
En Tokio, en estas fechas se han dado temperaturas superiores a los 31 grados y una elevada humedad ambiental entre las 9 y las 14 horas, condiciones en las que se desaconseja toda práctica de ejercicio físico por el alto riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con el calor, según datos del Ministerio nipón de Medio Ambiente.
Lea más: Altos niveles de bacterias en sedes de Tokio 2020
En este escenario, el Comité Olímpico Internacional (COI) pidió a Tokio 2020 adelantar el horario de celebración de pruebas al aire libre, como el maratón, durante su última visita para coordinar los preparativos de los Juegos, a lo que se sumarán otras acciones planteadas por el Gobierno Metropolitano y los organizadores.
Entre ellas destaca cambiar en dos horas el calendario de verano, una medida propuesta por el comité de organización al Ejecutivo nipón, y que ha generado cierta controversia por sus posibles efectos en la cultura laboral de un país que no adelanta los relojes desde hace décadas.
El cambio horario “no solo contribuiría a mitigar el calor durante los Juegos, sino que también ayudaría a proteger el medio ambiente y a lograr una sociedad de bajas emisiones de carbono”, dijo a Efe el portavoz del comité organizador, Masa Takaya.
Tokio 2020 cree que esta medida “pasaría a formar parte del legado” de los Juegos si el Gobierno decide aplicarla, algo que está en estos momentos en fase de consultas entre el Ejecutivo y representantes del sector privado.
Aunque el primer ministro nipón, Shinzo Abe, se mostró favorable a la iniciativa y algunas encuestas apuntan a que la mayoría de los nipones la ve con buenos ojos, también se han alzado voces críticas contra un cambio horario que se introdujo temporalmente en Japón hace más de 60 años y posteriormente se retiró.
Sus detractores argumentan que, pese al ahorro energético que conllevaría el adelanto de los relojes, los trabajadores terminarían haciendo más horas extra debido a la vieja costumbre nipona de no abandonar la oficina mientras sea de día, tal y como sucedió cuando se aplicó la medida entre 1948 y 1951.
En un editorial publicado esta semana, el diario Japan Times también señala sus posibles efectos sobre el ritmo biológico de los nipones o el gasto económico de adaptar los sistemas informáticos, y llama a analizar en profundidad los costes y beneficios del llamado horario de verano, que se aplica actualmente en unos 70 países.
También con el objetivo de combatir el calor, el Gobierno Metropolitano de Tokio ha comenzado a instalar un asfaltado especial en más de 100 kilómetros de carreteras del centro de la ciudad, incluyendo el recorrido para las pruebas olímpicas de maratón y marcha.
Se trata de un pavimento recubierto de un material reflectante de rayos ultravioleta, lo que permitirá reducir la temperatura de la superficie del asfalto en unos ocho grados centígrados, según explicó a Efe un funcionario del Ejecutivo tokiota.
El Gobierno “está estudiando otras formas de mejorar el entorno térmico” en las calles de la ciudad y en las sedes olímpicas, señaló la misma fuente.
En este sentido, se planea colocar vaporizadores de agua en determinados puntos donde se esperen concentraciones de público al aire libre, lo que permitirá rebajar las temperaturas en aproximadamente dos grados cerca de la fuente del vapor de agua fría.
Además, el Gobierno de la capital está plantando árboles en los aledaños del Estadio Olímpico y en otras calles que acogerán competiciones para aumentar los puntos de sombra, y prevé instalar parasoles y otras estructuras temporales que protejan al público del intenso sol que se espera para la estación estival.