Muchas personas se vieron afectadas económicamente a causa de la pandemia del Covid-19, que los obligó a sacar préstamos, vender sus casas, sus vehículos y otros bienes para poder pagar la cobertura médica de sus parientes internados en los hospitales.
La licenciada Ruth Villalba, del Departamento de Psicología del Hospital de Clínicas, explicó que cuando se habla de la situación financiera en estos tiempos se debe tener en cuenta que la presión se vuelve más intensa cuando estas deudas fueron adquiridas para cubrir enfermedad, internación o la muerte de un ser querido. A esta situación de estrés se debe sumar muchas veces la presión importuna de los cobradores.
Lea más: Pandemia dejará trastornos, estrés, depresión y duelos sin despedida
Señaló que toda emoción negativa podría desencadenar en alteraciones físicas, como la falta de sueño, la elevación de la presión arterial, dolores de cabeza, de espalda y de cuello.
“Todos estos síntomas físicos se van acentuando a medida que la presión que ejercen los cobradores se vuelve más insistentes y en ocasiones hasta se convierte en una situación hostigante, colocándole al deudor en una situación muy agobiante, o como comúnmente decimos, entre la espada y la pared”, explicó la profesional.
Afirmó que la impotencia económica se ha convertido en una carga abrumadora y negativa para la salud mental.
Además, dijo que en estos tiempos, este tema debería ser tratado con un punto de vista más humano; considerando que mucha gente ha quedado sin trabajo, que las ventas disminuyeron, que muchas personas han tenido que rematar sus bienes para sobrevivir.
Nota reacionada: Gastaron G. 42 millones por un familiar con Covid-19 en un hospital público
“La gestión de cobranza insistente a cualquier hora del día se vuelve invasiva; porque invade la privacidad, la tranquilidad, la estabilidad emocional y todo esto podría generar frustración, sentimientos de impotencia y desesperación”, añadió.
Manifestó que se entiende que toda entidad financiera tiene que cobrar las deudas, sin embargo, lo que se cuestiona es la forma en que lo hacen, porque según menciona, lejos de contribuir, afectan a la salud emocional, física y mental de las personas que no están pudiendo cumplir con sus compromisos económicos.
Le puede interesar: Campañas solidarias toman fuerza en medio de colapso sanitario y falta de respuesta estatal
“Lo más recomendable es la calma y con esa actitud expresar al ente financiero las posibilidades de negociación para cumplir con el compromiso fijado, y dejar en claro que pese a la insistencia de cobranza, si no cuenta con los recursos necesarios la situación será la misma”, expresó.
La licenciada aconseja a las personas que estén en esta situación que ante todo no caigan en la desesperación, mantengan la calma y acepten la realidad. Recalcó en la necesidad de incorporar el pensamiento de que, cuando se disponga, se llegará al finiquito de las deudas.