“Cuando hay una posibilidad de impedir una guerra civil mediante el diálogo, como primer ministro hago una pausa para el diálogo”, declaró Netanyahu en un discurso televisado.
El dirigente anunció que la adopción de los distintos proyectos de ley de la reforma se aplazaba a la próxima sesión parlamentaria que se abrirá tras las vacaciones de la Pascua judía (del 5 al 13 de abril), cediendo así en parte a las exigencias de los opositores.
Inmediatamente después del anuncio, la Histadrut, la principal confederación sindical del país, proclamó el fin de la huelga general convocada unas horas antes. El jefe de la oposición israelí, Yair Lapid, dijo estar “dispuesto a entablar un verdadero diálogo”, pero solo si la legislación se detiene “totalmente”.
Benny Gantz (centro-derecha), otras de las principales figuras opositoras, también se congratuló de la decisión.
El domingo, miles de personas salieron a las calles en Tel Aviv, después de que Netanyahu cesara al ministro de Defensa, Yoav Gallant, por pedir una suspensión de un mes en el proceso legislativo de aprobación de la reforma.
El lunes, una multitud –unos 80.000 manifestantes, según la prensa local– volvió a salir a la calle en Jerusalén para protestar contra la reforma.
Este lunes, la comisión parlamentaria de leyes votó en favor de uno de los elementos clave de la reforma: El proyecto de ley por el que se modifica el proceso de nombramiento de los jueces.
La reforma promovida por el gobierno de Netanyahu, uno de los más derechistas de la historia de Israel, busca incrementar el poder de los políticos sobre los jueces y disminuir el rol de la Corte Suprema.
Netanyahu y sus aliados ultraortodoxos y de extrema derecha defienden el cambio con el argumento de que debe equilibrarse la correlación de fuerzas entre los cargos electos y la Corte Suprema, a la que consideran politizada.
Sus detractores consideran que la reforma amenaza la separación de poderes y el carácter democrático del Estado de Israel. AFP