Se trata de una mujer adulta de Barcelona, que después de dejar el tratamiento antirretroviral hace 15 años, ha mantenido un control autónomo absoluto de la replicación del virus, que todavía lleva consigo, pero en un volumen (carga viral) indetectable, en lo que se denominan reservorios.
Según los especialistas, la paciente tiene un control autónomo postratamiento de la infección, con un mecanismo para librarse del virus diferente al de controladores de élite y de trasplantados de médula ósea a través de un grupo específico de linfocitos.
Si bien se han encontrado otros controladores postratamiento del VIH, como el de esta paciente barcelonesa, pero ninguno con control absoluto a tan largo plazo de 15 años, lo habitual son días o meses, señala el medio español El Mundo.
Los investigadores ya documentaron controladores de élite (tienen virus defectuosos o factores genéticos asociados con una potente respuesta inmune al VIH de un tipo de linfocito, las células T CD8+) y pacientes (conocidos como de Berlín, Londres y Düsseldorf) curados tras, a causa de una leucemia, haber recibido células de donante adulto —de médula ósea y de células madre sanguíneas— con una mutación protectora.
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El equipo del Clínic-Idibaps sostiene que los avances en terapias han logrado cronificar la enfermedad y mejorar la calidad de vida de las personas infectadas, pero, aunque el tratamiento antirretroviral es efectivo para suprimir la replicación viral, el VIH persiste en los reservorios del organismo y, si se suspende la terapia, se recupera.
“Ser controlador postratamiento implica que, como pasa en otras infecciones virales, a pesar de que el virus no está totalmente eliminado del organismo, el sistema inmunitario de la persona es capaz de controlarlo sin necesidad de fármacos”, explican.
El medio detalla que la mujer, que prefirió mantenerse en anonimato, fue diagnosticada en el estadio de infección aguda por el VIH y fue incluida en un ensayo clínico con tratamiento antirretroviral durante nueve meses y también con diversas intervenciones inmunomoduladoras con ciclosporina A, que es un inmunosupresor, durante las ocho primeras semanas.
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Los investigadores descubrieron que las células sanguíneas de la paciente son altamente resistentes a ser infectadas por el virus del VIH en cultivos in vitro, pero que sus linfocitos T CD4+ purificados son susceptibles a la infección por el VIH. Esto les indicó que otras poblaciones celulares de la sangre podían estar bloqueando la infección y podían estar contribuyendo al control del VIH.
¿Cuál es la clave de la curación?
Mediante un ensayo, los científicos observaron que existe una fuerte inhibición del VIH promovida por dos tipos de linfocitos: las células ‘natural killer’, que forman parte del sistema inmune innato y constituyen la primera línea de defensa frente a diferentes patógenos, y los linfocitos T CD8+, que juegan un papel clave en la defensa de las células frente a virus y bacterias.
“La gran novedad del trabajo es que hemos caracterizado a las células que consiguen el control del virus”, ha señalado Núria Climent, integrante del equipo.
Para los médicos son estas dos células las responsables de lo que se llama respuesta innata y corresponden a células de memoria NK, del inglés ‘natural killer’, y linfocitos T citotóxicos, así denominados porque son los responsables de eliminar otras células.
“La paciente tiene niveles muy altos de las dos células, que podrían bloquear el virus o destruir las células infectadas consiguiendo así la curación funcional”, alega Climent.