Restos pequeños y no peligrosos salidos del asteroide Dimorphos, tras el impacto que acortó en más de media hora la órbita alrededor de su asteroide principal Didymos, pueden llegar a Marte y la Tierra.
Si esto ocurre y tienen un tamaño suficiente, “seremos testigos de la primera lluvia de meteoritos provocada por el ser humano”, así lo señala el investigador del Politécnico de Milán, Eloy Peña-Asensio, uno de los firmantes de un estudio aceptado para su publicación en The Planetary Science Journal, según informó la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado.
La sonda DART de la NASA se estrelló de forma deliberada, en 2022, contra Dimorphos (151 metros de diámetro) para probar si la técnica del impactador cinético podía servir para desviar un asteroide, en el caso de que fuera necesario un día para proteger a la Tierra.
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El impacto de DART hizo que el pequeño asteroide cambiara su forma y arrojara un penacho de escombros. Un equipo de investigadores realizó un modelo de los posibles rumbos de esos meteroides lanzados al espacio.
Lo ocurrido con Dimorphos durante y tras el impacto de la sonda fue observado desde la Tierra y por el nanosatélite LICIACube, cercano al lugar del impacto. Todos los datos sirvieron para hacer simulaciones.
El equipo simuló la eyecta de material para que coincidiera con las observaciones de LICIACube utilizando tres millones de partículas agrupadas en tres tamaños: 10 centímetros, 0,5 centímetros y 30 milésimas de milímetro, que se mueven a velocidades de 1 a 1.000 metros por segundo o hasta 2 kilómetros por segundo.
Peña-Asensio, autor principal del estudio, indicó que identificaron "órbitas de eyección compatibles con la entrega de partículas productoras de meteoritos tanto a Marte como a la Tierra”.
Los resultados indican la posibilidad de que esos pequeños restos alcancen el campo gravitatorio de Marte en 13 años, en el caso de los que fueron lanzados en torno a 450 metros por segundo; los que alcanzaron 770 metros por segundo podrían llegar a sus inmediaciones en siete años.
Las partículas que se mueven a más de 1,5 kilómetros por segundo “podrían alcanzar el sistema Tierra-Luna en un plazo similar”, indicó el científico español.
Se podría ver en décadas
En las próximas décadas, las campañas de observación de meteoritos serán “cruciales para determinar si los fragmentos de Dimorphos, resultantes del impacto DART, alcanzarán nuestro planeta”.
El equipo se sorprendió al descubrir que “que es posible que algunas partículas de tamaño centimétrico alcancen el sistema Tierra-Luna y produzcan una nueva lluvia de meteoritos”, dijo el también firmante del estudio Josep María Trigo-Rodríguez, astrofísico del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC).
El mayor de estos meteoroides solo tendría el tamaño de una pelota de softball y se quemarían en la atmósfera terrestre, aunque podrían atravesar la atmósfera de Marte, que es más fina.
En cualquier caso, parece probable que solo las partículas más pequeñas alcancen la Tierra, ya que son las que habrían sido lanzadas a mayor velocidad.
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De momento, no se puede determinar si serán lo suficientemente grandes como para producir meteoros observables, agrega el comunicado de la ESA.
Que los meteoroides se dirijan hacia la Tierra o hacia Marte dependerá de su posición en el penacho de impacto en forma de cono: El material situado en el lado norte tiene más probabilidades de dirigirse hacia Marte, mientras que el del suroeste es más posible que llegue a la Tierra.
Se conocen más de 1.000 corrientes de meteoroides que cruzan la órbita de la Tierra, vinculadas a famosas lluvias de meteoros anuales como las recientes Perseidas y las Táuridas de otoño.
El nuevo estudio se publicará a pocas semanas del lanzamiento, previsto para octubre, de la misión Hera de la ESA con destino a Dimorphos.
La sonda realizará una “investigación de la escena del impacto” desde muy cerca, recopilando datos sobre la masa, estructura y composición del asteroide para convertir este método de defensa planetaria por impacto cinético en una técnica bien entendida y repetible, recordó el también firmante del estudio Michael Kupeppers.
Fuente: EFE.