Los trabajos están más adelantados en el Sur, donde se puede observar la buena germinación de las semillas luego de las lluvias de inicios de febrero que interrumpió la severa y prolongada sequía. Las pérdidas por el fenómeno ya son irreversibles y solo queda mitigar su impacto.
La opción más inmediata es tratar de conseguir buena producción de la zafriña. El vicepresidente de la Asociación de Productores de Soja (APS), Karsten Friedrichsen, explicó que la intención de siembra es de unas 600.000 a 700.000 hectáreas.
Esta superficie supera casi seis veces a la campaña del 2021, cuando la ventana de siembra no permitió apostar tanto por la soja, un rubro que no resiste a las heladas. Asimismo las proyecciones de este año representan 200.000 hectáreas más que el 2020 y son más similares a los niveles registrados en el 2019, de acuerdo a los datos del Instituto de Biotecnología Agrícola.
“La gente llegó a sembrar bastante soja también porque el precio está bastante alto, casi un alto histórico, pero como no hay granos, la gente se animó a sembrar para intentar recuperar algo”, comentó Friedrichsen.
Para el gremio ya es un hecho positivo que las condiciones de humedad permitan la siembra de soja, pero advirtió que recién en mayo se conocerán los rendimientos que pueden variar entre 800 y 1.500 kilos, niveles que recién se podrán conocer en mayo. Generalmente el cultivo de zafriña rinde menos que el de verano, aunque este año la brecha se reducirá debido a que la campaña principal sufrió la peor merma de los últimos 25 años y probablemente finalice con menos de 1.367 kilos por hectárea.
“Si la zafriña sale bien, queremos bajar la deuda, vamos a seguir debiendo, pero la perspectiva es bajar en términos de volumen”, dijo el representante de la APS sobre el incumplimiento de contratos con los exportadores.
Quienes no logren cultivar soja, especialmente en el norte, donde los suelos se están liberando más tarde como efecto de una siembra tardía de la soja de verano, optan por el maíz, cuyo precio también está en uno de sus mejores momentos.
Las expectativas apuntan a 700.000 y 800.000 hectáreas, inferior a las 918.641 que se habían proyectado en el 2019, 2020 y 2021.
Contratos. Alrededor del 35% de la producción de soja estimada inicialmente en 10,5 millones de toneladas se comprometieron bajo el concepto de ventas anticipadas, pero a raíz de la merma de los granos, la mayoría de los agricultores no alcanzan los niveles pautados y quedarán debiendo una importante cantidad de volúmenes. Un arreglo entre las partes contempla el pago de la diferencia de precios por la carga no entregada por parte del productor, margen que se intenta reducir con la soja zafriña.