22 nov. 2024

Provida y profamilia

Las designaciones de significativamente corrupto que repartió el imperio en las carpas de la ANR provocaron una notable similitud en el discurso de los afectados, aunque coyunturalmente se encuentren enfrentados. Horacio Cartes, ex presidente, líder y principal financista de Honor Colorado dijo en un discurso cuasibélico que seguirá siendo “provida”, y que si por ello tiene que dar la vida, que se la quiten, pero que seguirá en la lucha. Por su parte, el vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, no solo se ratificó como “provida” y “profamilia”, alegó que no le sorprende que por ello lo persigan, por ser “significativamente católico”.

Según explicó el embajador de los Estados Unidos, Cartes fue incluido en la lista oprobiosa del Departamento de Estado por obstruir una investigación internacional sobre el crimen trasnacional de su socio y amigo Darío Messer para evitar ser perjudicado y seguir con sus contactos con el crimen organizado y el terrorismo. Velázquez, por sobornar a un funcionario paraguayo para impedir una investigación que lo afectaría política y financieramente.

Embed

No está claro en qué parte entra la cuestión de la vida y la familia, salvo que consideremos el hecho de que a sus hijos y cónyuges también les han retirado el pasaporte y ya no podrán visitar los Estados Unidos. Puede que para alguno de ellos saber que jamás volverán a hacer compras en Nueva York ni visitarán los parques de Disney empañe ligeramente su rutilante calidad de vida, pero convengamos en que tampoco es para morirse.

Obviamente, los discursos de uno y otro no son más que un episodio más en este interminable festival de hipocresía con el que cierto sector de la clase política pretende mantenernos entretenidos para no ver lo que realmente nos pasa. Desde hace ya un buen tiempo, este grupo político encontró en el discurso lo que se llama un hombre de paja, un enemigo ficticio que les permita erigirse en los supuestos héroes dispuestos a enfrentarlo.

Tres palabras fueron suficientes para montar al villano de ficción. Aborto y matrimonio gay. En contraposición, los paladines de la moral le hacen frente bajo las consignas mencionadas de “provida” y “profamilia”. De acuerdo con el burdo guion, nuestros héroes están librando una batalla a brazo partido para evitar que nuestro hombre de paja destruya la familia tradicional paraguaya, provoque abortos masivos y afecte con el rayo homosexualizador a nuestros niños, o algo parecido.

En realidad, la Constitución Nacional no deja lugar para la historieta. Establece claramente que el matrimonio solo se da entre hombre y mujer y protege la vida desde la concepción. Si hubiera en este momento un proyecto serio para cambiar ambas cosas se necesitaría de una reforma constitucional, y hasta ahora los únicos que pretendieron modificar la Carta Magna, con heridos y muerto de por medio, fueron los mismos políticos que se dicen provida y profamilia, y que quisieron meter la figura de la reelección por la ventana.

Quizás lo que hace verdaderamente miserable este infantil juego retórico es que tras la farsa moralista se oculta una realidad lacerante. Las familias paraguayas sí son víctimas de un enemigo devastador: la violencia. La pobreza y la marginalidad empujan a cientos de miles de paraguayos y paraguayas a buscar un escape rápido en el alcohol y las drogas. La legión de adictos se convierte en padres, hijos y hermanos golpeadores y abusadores, en zombis capaces de apuñalar a un estudiante para robarle la mochila, lo que sea con tal de conseguir la siguiente dosis.

Niñas convertidas en madre, jóvenes con el cerebro quemado por el crac cargando dos o tres niños, viviendo de la mendicidad y de los hurtos ocasionales. Fantasmas sin ningún futuro.

El peligro para la vida y las familias en Paraguay no viene de afuera y no serán los políticos significativamente corruptos quienes nos defiendan. Los que nos están matando son la pobreza, la ignorancia y la desesperanza. Y nuestros pretendidos héroes no han hecho más que potenciarlas.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.