En la presentación del libro El cuaderno del año del Nobel, Pilar Del Río explicó que todavía se le pone “la piel de gallina” cuando recuerda cómo, el pasado mes de febrero, encontró fortuitamente en el ordenador del literato un sexto cuaderno de sus diarios, un texto “entrañable, lúcido e inteligente” que publica en español la editorial Alfaguara simultáneamente a su salida en portugués.
Era el último de sus diarios personales, en el que hablaba de sus vivencias en el año que le concedieron el Nobel de Literatura (1998), y que, aunque el propio autor había anunciado que pronto vería la luz, quedó olvidado tras cambiar de ordenador.
En 2001, en el epílogo de la edición de Los Cuadernos de Lanzarote, José Saramago había anunciado que pronto se publicaría “un sexto cuaderno” que permanecía oculto en su ordenador y que acogía, según el autor, “las ideas, los hechos y también las emociones” de 1998.
Los textos comienzan el 1 de enero de aquel año y finalizan con dos entradas en 1999.
La última de ellas, del 14 de enero, retrata a un Saramago comprando calcetines ante el desconcierto de un interlocutor que no podía creer que un Nobel de Literatura estuviese allí como cualquier mortal, sin contar, por lo menos, “con la ayuda de dos secretarios y la protección de cuatro guardaespaldas”.
Estructurado en dos partes y prologado por Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago, el diario muestra al autor preocupado por la corrupción política, la decadencia de las instituciones europeas, la situación de los desfavorecidos, su relación con la literatura y las cartas de sus lectores.
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En esta obra, dijo la editora Pilar Reyes, se muestra a un Saramago “visionario” de la actualidad, pues “parece que está hablando para hoy”.
El diario plantea interrogantes que pueden trasladarse a la actualidad, agregó su viuda: "¿Estamos construyendo una sociedad más humana?, ¿cabemos todos?, y ¿si no cabemos todos, para qué existe la izquierda?”
El Premio Nobel de Literatura dio más visibilidad a Saramago, pero no modificó sus principios ni su forma de pensar ni sus criterios ideológicos: “Nunca se situó en la elite, sino donde estamos el resto de la gente”, aseguró Del Río.
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José de Sousa, su verdadero nombre, nació el 16 de noviembre de 1922 en una humilde aldea al norte de Lisboa; fue un hombre carente de estudios superiores por falta de recursos familiares, militante comunista desde finales de los años sesenta y tardío literato. Murió el 18 de junio de 2010 en la isla atlántica de Lanzarote (España).