El año pasado no hubo festejo con participación de los devotos de la Virgencita Azul y el novenario solo se seguía a través de los medios de comunicación por las restricciones del protocolo sanitario impuestas por la pandemia.
Este año, con la apertura que se da en todo el país, fue propicio para que los habitantes de Casado –en su mayoría, católicos– vuelvan a participar plenamente de la novena y la misa a la santa en su capilla Caacupemí como es tradicional.
En su día festivo, la misa central tuvo muchos pobladores que salieron de todas partes, incluso de comunidades aledañas para homenajear a la patrona del Paraguay. Incluso, hubo procesión de la sagrada imagen por la calle y luego los peregrinos siguieron caminando de rodillas ante el altar de la Virgen para pagar sus promesas y agradecer por los favores recibidos.
La festividad de Caacupé se vive en diversas comunidades del Alto Paraguay, incluso existen comunidades indígenas que tienen como santa patrona a la Virgencita Azul, como lo es la comunidad Maskoy Castilla de Casado, donde también se realizó una celebración religiosa.