Con el inicio de un nuevo año, se renuevan también las expectativas de cambio. Una de las áreas en las que, sin duda, están puestos los anhelos de la población es en los servicios públicos. En particular, el transporte público supone una enorme dificultad para que los ciudadanos puedan alcanzar un nivel básico de bienestar. Ya son inaceptables las humillaciones que a diario soportan los usuarios; acceder a un sistema de movilidad moderno, seguro y cómodo es un derecho al que no deben renunciar los paraguayos.
Las calles vacías de ómnibus eran la prueba, además de las personas aguardando por horas en las paradas de transporte público mostraban la falta de disponibilidad de los buses y esa ausencia es reemplazada por las diversas plataformas de viaje, un servicio privado que en estos casos aumenta exponencialmente sus precios. Esta situación afecta gravemente a las personas que, independientemente del feriado, deben dirigirse a sus lugares de trabajo.
Desde la segunda mitad del 2024 se venía hablando acerca del plan para reformar el sistema de transporte público. De hecho que el viceministro del Transporte, Emiliano Fernández, en el mes de octubre adelantó que el documento también se socializaría con el Congreso Nacional e incluso había estimado que el nuevo modelo funcionaría para el segundo semestre del 2025. Considerando las largas vacaciones de diputados y senadores, cuando se reinicie el periodo parlamentario ya habrán transcurrido los primeros tres meses del años, sin tener novedades.
Mientras se siguen acumulando las promesas y no llegan las soluciones. Por temporada, hay acciones que nunca llegan al fondo de la cuestión. Durante algunos días salieron los fiscalizadores del Viceministerio de Transporte a verificar en el área metropolitana la temperatura en el interior de los buses. Esto debido a una queja por parte de los usuarios sobre que las unidades cobran más caro el ticket en los diferenciales, pero no prestan el servicio; la mayoría de las veces incluso se hace evidente la falta de mantenimiento de dichas unidades. Respecto a la falta del servicio nocturno, una queja bastante frecuente de la población, en el mes de noviembre se había formulado algunas propuestas. Las autoridades habían informado que a principios del 2025 ya estaría disponible el servicio Búho del Viceministerio de Transporte, dependiente del Ministerio de Obras Públicas; se trataba de un plan para garantizar la movilidad nocturna de los usuarios en el horario de 23:00 a 04:00, con frecuencias entre 30 y 40 minutos. Decían que en la primera fase de implementación, el itinerario de estos buses nocturnos iba a ser desde el centro de la capital hasta el centro de San Lorenzo, atravesando los barrios Las Mercedes, Carmelitas, Villa Morra e Hipódromo, de Asunción y el Campus de la UNA, en San Lorenzo. Indicaron asimismo que el diseño del plan se trazó con base en la alta actividad económica y áreas de importancia para los ciudadanos. Esperamos que en este 2025 lleguen por fin las soluciones. Los estudiantes y los trabajadores son las franjas más afectadas y condenadas a sufrir el calvario de las interminables esperas, en calles y avenidas signadas por el peligro de la delincuencia urbana que también asola a nuestra sociedad. Los usuarios del transporte público pierden muchas horas en el traslado desde sus hogares al trabajo, y también en el regreso; las reguladas están completamente normalizadas y no caben dudas de que le resta calidad de vida a los usuarios, y afectan también su salud física y mental.
Urge que en este nuevo año autoridades y funcionarios trabajen más por el bienestar de la población para asegurarles el acceso a servicios públicos eficientes, para que se respete su dignidad. Paraguay debe ser capaz de ingresar al siglo XXI con un moderno sistema de transporte y movilidad.