¿Pueden legislar las corporaciones multinacionales? Sí. Esto es lo que han hecho, por ejemplo, en la negociación de los tratados internacionales de libre comercio: las multinacionales redactan el texto, los representantes de los países los negocian.
Esto pasó con el ALCA, que pretendía crear una zona de libre comercio en toda América y fue rechazado. Esto pasó con el TPP, negociado entre los Estados Unidos y once países de la cuenca del Pacífico, y del cual Donald Trump decidió retirar a su país, a causa de la oposición surgida dentro de los Estados Unidos. Sin embargo, los demás países involucrados decidieron seguir adelante con las negociaciones.
Esto sucede ahora con dos acuerdos que negocia el Paraguay, en el mayor secreto: el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) y TISA. TISA, el menos conocido de los dos, no comprende solo a países de la UE, sino también a otros, como los Estados Unidos, Australia y Japón. Tiene relación con los servicios, en especial la banca y el transporte. (En el 2014, WikiLeaks publicó documentos secretos sobre TISA que provocaron una reacción negativa para el acuerdo). El acuerdo con la UE abarca los sectores de servicios, industria y agricultura. Las negociaciones se alargan porque la UE quiere favorecer su industria y servicios, mientras que Mercosur quiere favorecer su agricultura. Cada grupo piensa en sus intereses, como es natural.
¿Deben legislar las corporaciones multinacionales? No, si es que tomamos en serio la teoría democrática del Estado. De acuerdo con esa teoría, la ley debe ser una expresión de la voluntad popular, expresada a través de sus representantes legales los del Poder Legislativo. Por desgracia, muchos legisladores tienen representación, pero no representatividad: ocupan sus cargos sin merecerlo. Eso está mal y se lo debe corregir; se lo podrá corregir si es que existe un criterio para corregirlo: el ideal del Estado de derecho. Los ideales, decía Kant, nunca pueden realizarse plenamente, pero sirven de guía para la acción humana. Aun sabiendo que siempre habrá criminales, no puede tolerarse la criminalidad. Sin llegarse a ese extremo, no puede tolerarse que los legisladores se comporten como servidores de los intereses de las multinacionales, aceptando irreflexivamente sus imposiciones.
¿Por qué se negocian en secreto los tratados de libre comercio, que en rigor no es libre? Porque son impopulares y por eso se los oculta a la opinión pública. Lo que se pretende es que, una vez firmado el acuerdo entre gallos y medianoche, los parlamentos los ratifiquen sin cuestionarlos. La diplomacia paraguaya se ha destacado por firmar acuerdos que no entiende; en este caso, sin embargo, la culpa no es de ella, sino del sistema de negociación mantenido al margen de la opinión pública.