Dejo volar los recuerdos, me llueven cataratas de eventos, situaciones, acontecimientos, pero un sentimiento prima, el de frustración, porque habiendo hecho tanto se logró tan poco.
El pensador Bernardo Toro, hace unos días nos dejó entre otras grandes reflexiones, una pregunta muy perturbadora “¿Por qué tanto poder y buenas intenciones en la sociedad civil no pueden lograr el cambio y el desarrollo en nuestros países?”.
Me tocó esa pregunta, como ustedes pasé el año haciendo muchas cosas como parte de la sociedad civil, en la familia, en la empresa, en la política, en gremios y asociaciones, pero a pesar de la cantidad y la fuerza de estas tareas, no se han producido los cambios que hacen falta para llevar a nuestro país al desarrollo.
Sigo escuchándolo y encuentro algunas pistas.
“Solo la convergencia de intereses permite el cambio”, para que un país se desarrolle hace falta querer ser uno solo, un solo país enfocado a 2 o 3 prioridades clave, y que todos, gobiernos, organizaciones privadas y sin fines de lucro, etc., trabajen teniendo eso como motivación más allá de su tarea específica. Pero esa convergencia de intereses que es imprescindible no es suficiente, sino que además hace falta que haya organización para que se puedan llevar a cabo las acciones que sostenidamente y en conjunto conducen a ese cambio.
Según un estudio en nuestro país más de 70 organizaciones de la sociedad civil con y sin fines de lucro ofrecen programas educativos de calidad desde varios enfoques, son instituciones educativas, escuelas de música o de desarrollo comunitario, programas específicos en tecnología, matemáticas, ciencias, arte, centros de investigación, etc.
La mayoría con más de 10 años de trabajo ofreciendo a quienes acceden a sus programas una educación de mejor calidad que la que disponen en el sector público.
Parece que una de las condiciones para el cambio está dada, organizaciones en la sociedad civil con convergencia de intereses en la mejora de la educación. Y sin embargo, no está a la vista el cambio general que aspiramos. ¿Qué falta entonces?
Y de nuevo Toro suma las pistas, “hacen falta organizaciones que se organicen, valga la redundancia, para adentro y para afuera”.
Para adentro es cuando cada uno, empeñado en hacer su tarea, busca la mejora a través del impacto en beneficiarios directos, defendiendo los intereses de sus agremiados, o posicionando sus ideas.
Y para afuera es que todos estemos enfocados en las mismas prioridades, dedicados cada día, semana, mes y año a enfatizar en lo mismo hasta lograrlo. ¡Y esto falta!