Si algo hemos aprendido en este duro tiempo de confinamiento debido a la pandemia de coronavirus, Covid-19, es el valor de la salud y cómo nuestros hábitos contribuyen a ella. La alimentación tiene mucho que ver con la fortaleza de nuestra “máquina” (cuerpo) y ahora muchas personas lo ven claro, que hay que cuidar lo que comemos. Y no es solo una cuestión de esos kilos demás que pudimos haber ganado después de tantas horas en casa, con la cocina y la heladera tan a mano. No, es una cuestión de SALUD, con mayúsculas. Hemos visto como miles de personas se han enfermado a causa de un minúsculo organismo que ha hecho flaquear nuestras defensas, y todavía nos queda mucho por pasar. Por eso en esta situación se ha evidenciado algo de lo que no éramos tan conscientes. No podemos dejar de cuidar nuestro pilar, la salud, porque sin ella perdemos todo lo demás. Esta situación también ha ayudado a que la nutrición ocupe un poco más el lugar que le corresponde en la medicina, cuidar lo que comemos marca la diferencia de nuestra salud actual y futura. Aprovechemos para tomar conciencia que, lo que comemos importa y mucho, importa para mantener nuestras defensas a tope, nuestra vitalidad y energía y nuestro peso corporal. Bajar de peso no es solo una cuestión de estética, sino de salud. Si engordamos aumentando la grasa corporal generamos un estado proinflamatorio que no hace más que empeorar el pronóstico de cualquier enfermedad, sobre todo las crónicas. Nuestra máquina es compleja, necesita muchos tipos de sustratos para mantenerse en forma (nosotros y nuestra microbiota).
¿Vas a seguir haciendo lo mismo que hacías antes o te apuntás a la adaptación y evolución hacia algo mejor?
Te paso 5 consejos nutricionales imprescindibles para esta situación:
Mantengamos unos horarios constantes de comidas. Ello es importante para el buen funcionamiento de nuestra maquinaria y esto es aplicable a las comidas, pero también a la actividad física, a la exposición a la luz solar y al sueño. ¿Por qué todo esto importa?
- Establecer horarios de las comidas: Si cada día desayunamos, comemos y cenamos a las mismas horas aproximadamente nuestras funciones internas como el metabolismo, el tránsito intestinal, la regulación del apetito y del peso corporal van a funcionar mucho mejor. Así vamos a tener menos hambre entre horas, iremos al baño más regular, vamos a mantener el nivel de glucosa y sobre todo nuestro peso.
- Actividad física cada día para activar al organismo.
- Exposición a la luz solar unos minutos para fabricar vitamina D.
- Evitemos el picoteo entre comidas.
- Procuremos hidratos de carbono al mediodía y más proteínas por la noche.
- Evitar un exceso de alimentos procesados.
- Mucha hidratación diaria.