Los grupos paramilitares son particulares y tienen una estructura y disciplina similar a la de un ejército, pero no hacen parte de manera formal de las fuerzas militares de un Estado. Pueden o no servir a los intereses del Estado y generalmente están fuera de la ley.
Dentro de sus miembros pueden estar fuerzas policiales, mercenarios, integrantes de escuadrones de asalto o grupos de seguridad privados.
Estos grupos generalmente tienen un carácter de tropa irregular, por lo que combaten sin obedecer las convenciones nacionales e internacionales para el ejercicio de la guerra, lo cual les permite excesos de violencia que serían inadmisibles en las fuerzas del Estado.
En la región, una de las experiencias más cercanas fue la de Argentina, con la Triple A, grupo paramilitar de ultraderecha que llevó a cabo cientos de asesinatos contra guerrilleros y políticos de izquierda durante la década de 1970.
Estuvo bajo la dirección de José López Rega, secretario personal y ministro del presidente Juan Domingo Perón.
GAA. En Paraguay, J. Eugenio Jacquet, ministro de Justicia y Trabajo de Alfredo Stroessner, organizó en los años 80 el Grupo de Acción anticomunista (GAA) emulando a la Triple A. Este grupo trabajó principalmente como un sistema de espionaje (pyragüe) a la oposición, que pasaba los datos a la Policía represiva de la dictadura.
Otros grupos paramilitares de la zona son los de Colombia, donde operan grupos armados ilegales de extrema derecha. Autodefensas Unidas de Colombia es una confederación que reunió a varios grupos paramilitares del país bajo el mando del jefe paramilitar, ya desaparecido, Carlos Castaño. El área de trabajo era la venta de “protección” a civiles y empresas.
Otro grupo paramilitar es el de los Camisas Negras, organización que apoyó al régimen fascista de Benito Mussolini en Italia, en la etapa previa a la 2ª Guerra Mundial.
La propuesta de Eduardo Avilés es instalar algo similar en Paraguay.