De igual manera, en la mesa navideña hubo tres ausencias especialmente sentidas: las de las tres personas que permanecen arbitraria e ilegalmente secuestradas en poder de los miembros del grupo armado criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), como de otras bandas vinculadas. El policía Edelio Morínigo cumple hoy, día de Navidad, 2.366 días de cautiverio; el ganadero Félix Urbieta cumple 1.535 días, y el ex vicepresidente de la República Óscar Denis Sánchez llega a los 108 días.
La situación de las tres familias es desesperante. Ninguna de ellas tiene noticias de sus seres queridos secuestrados desde hace mucho tiempo. Conmemorar (para no decir celebrar) la Nochebuena y la Navidad con esa angustia que no acaba nunca no tiene una descripción posible.
Solo quienes la viven y la sufren pueden saber lo que implica sentarse a la mesa ante una silla vacía, sin tener siquiera idea de dónde está, cómo estará pasando, qué habrá ocurrido con él. ¿Será que alguna vez podrá volver a sentarse a esa misma mesa, en otra Navidad?
El reclamo de las hijas y los parientes de Óscar, de Félix y de Edelio ha vuelto a resonar con mucha fuerza en estos días, exigiendo que los secuestradores den respuestas y al mismo tiempo cuestionando al Gobierno, a las fuerzas de seguridad, a la Fiscalía y la Justicia, por su reiterada ineficacia en producir resultados, en obtener la liberación de las personas secuestradas y en desactivar la amenaza de los grupos armados criminales. Mientras eso no ocurra, cualquier otra persona puede volver a ser secuestrada.
¿Cómo hablar de libertad, de seguridad, de democracia, cuando un Estado no puede evitar que sus ciudadanos permanezcan tanto tiempo en poder de un grupo criminal?
¿Cómo hablar de un mejor destino posible para un país, cuando un Estado no consigue defender a quienes caen víctimas de grupos fuera de la ley, que cometen actos criminales con absoluta impunidad?
En este día de Navidad, tras una Nochebuena de tanto dolor y de ausencias para estas familias, el reclamo cobra mucha más fuerza y convoca a toda la ciudadanía a una movilización colectiva para apoyar el grito lacerante de las hijas y los parientes de Óscar, Félix y Edelio: ¡Que vuelvan los tres!
Acompañar a esta gente en su padecimiento, mostrar una solidaridad activa, es el único camino para que las autoridades rompan la inercia y hagan un mayor esfuerzo por mostrar resultados concretos, para que una próxima Navidad la podamos celebrar realmente, sin lugares vacíos en las mesas, para que nunca más tengamos que lamentar a conciudadanos secuestrados durante tanto tiempo.