“El abuso sexual de niños es particularmente grave, porque socava la vida en desarrollo”, insistió el Papa ante los miembros de ese órgano consultivo, creado por el mismo Francisco en 2014 para ayudar a la Iglesia “a proteger de los abusos a los niños, jóvenes y adultos vulnerables”.
Satisfecho por la baja del número de actos de violencia sexual cometidos por religiosos, el pontífice argentino pidió a la Pontificia Comisión para la Protección de Menores que cada año elabore un informe sobre los esfuerzos que realiza la Iglesia en ese ámbito para tener “información fidedigna sobre lo que está pasando y lo que hay que cambiar”.
“Si no se avanza, los fieles seguirán perdiendo la fe en sus pastores”, advirtió.
Gracias a la nueva “constitución” para el gobierno de la Santa Sede, que entrará en vigor en junio y reemplazará a la promulgada por el papa Juan Pablo II en 1988, el organismo tendrá mayor peso.
Fruto de nueve años de trabajo, el texto prevé la integración de esa comisión en el dicasterio (ministerio) que supervisa las investigaciones canónicas de los casos de abusos sexuales cometidos por el clero, convirtiéndolo así en un órgano oficial de la Curia romana, el gobierno central del Vaticano.
“Se han sembrado semillas importantes (...), pero aún queda mucho por hacer”, dijo el Papa, al considerar que ese texto marca “un nuevo comienzo”.
“De ustedes depende ampliar el alcance de esta misión, para que la protección y el cuidado de los abusados se convierta en la norma...”, dijo.
“Algunos creen que esa convivencia puede comprometer la libertad de pensamiento y acción de la entidad, o disminuir la importancia de los temas que trata. Esa no es mi intención”, explicó en referencia a las críticas por una eventual pérdida de independencia de la comisión.
El Papa invitó a la comisión a “proponer los mejores métodos” para la lucha contra este flagelo, “teniendo en cuenta que la justicia y la prevención son complementarias”. Francisco “ha otorgado a la comisión un mandato muy claro” y desea “que garanticemos que la puerta esté siempre abierta para todos aquellos que llamen a la Iglesia”, declaró durante una conferencia de prensa el cardenal estadounidense Sean O’Malley, presidente de la entidad.