“¿Qué es eso para tantos?” Cinco panes y dos peces son muy poco para alimentar a una multitud. Pero para Jesús fue suficiente. Pidamos al Señor que nos haga generosos para no guardarnos “ese poco” con el que Él puede obrar grandes milagros.
Después de otro día intenso de predicación y curaciones, Jesús sintió compasión de la muchedumbre porque iba a volverse a casa con el estómago vacío y pidió a los apóstoles que les dieran ellos mismos de comer.
Esta petición del Señor quizá no entraría demasiado bien a los discípulos, ya que también ellos estarían agotados de la jornada y soñarían con quedarse a solas con el Maestro para retirarse a un lugar tranquilo y descansar con Él.
Jesús se daba perfectamente cuenta de la dificultad de lo que les pedía, pero aun así lo hizo. También a nosotros el Señor nos pide cosas que muchas veces nos parecen imposibles de cumplir y sacar adelante: Un mandamiento que no logramos vivir, una relación difícil, un amigo del que nos estamos distanciandos, una virtud en la que llevamos tiempo luchando, pero que no nos sale…
En el fondo, lo que el Señor quiere con ese “dadles vosotros de comer” es que los apóstoles confíen en Él y no tanto en lo que tienen o en lo que pueden conseguir.
Después de ponerse manos a la obra para lograr amontonar toda la comida posible, el resultado es muy escaso. ¿Qué son cinco panes y dos peces para que coma una multitud? Ciertamente, nada. Mejor dicho: casi nada. Pero ese “casi” es lo que posibilita el milagro tan grandioso que realiza el Señor.
Jesús, con ese “casi”, hace que coman todos y, aun sobraron doce canastos llenos. Jesús no regatea esfuerzos, lo da todo, se da por entero. Y lo hace para que nosotros tengamos vida, y la tengamos en abundancia (cfr. Jn 10,10).
(Frases extractadas de https://opusdei.org/es-py/gospel/2023-04-21/)