Se trata de la quinta corrección de este indicador en lo que va del corriente año –la primera se aplicó días después de la detección del primer caso de coronavirus en el país– y la segunda de mayor intensidad en lo que va de la pandemia, por 50 puntos básicos (ver infografía).
El BCP justifica esta decisión en el hecho de que la actividad económica sufrió una caída “significativa” en abril pasado, situación que se extendió al mes siguiente, pero ya en menor medida. Reconoce que la demanda de productos y servicios sigue “debilitada”, a pesar de la relajación de las restricciones a la actividad social dispuestas por la “cuarentena inteligente”.
Respecto al entorno regional, el Comité de Política Monetaria (CPM) advierte que las perspectivas siguen empeorando para nuestros principales socios comerciales (Argentina y Brasil), al igual que en las demás economías a nivel mundial. “El periodo de cuarentena tuvo un impacto negativo mayor de lo previsto sobre la actividad económica, lo cual se ha reflejado en que las perspectivas de crecimiento de la economía mundial se han deteriorado nuevamente”, relata el Central.
“Asimismo, en la región, los datos señalan un panorama económico más complejo de lo anticipado, con lo cual se han recortado las proyecciones de crecimiento”, agrega.

Otro factor que el BCP tuvo en cuenta para decidir dejar a la tasa de política monetaria (TPM) ya cerca de 0% fue la baja inflación. La fuerte reducción del consumo –resultante del confinamiento y el temor al contagio de la enfermedad– repercutió en que los últimos dos meses reportaran una deflación mensual o disminución de precios en la canasta básica familiar, y que la variación interanual (comparativa con mismo mes del año anterior) se ubicara en mayo pasado por debajo del rango meta de 2% a 6% en que el BCP deja fluctuar al Índice de Precios al Consumidor (IPC). “El CPM considera apropiado adoptar un perfil más acomodaticio de la política monetaria para apoyar la recuperación gradual de la demanda interna, garantizando la convergencia de la inflación a la meta del 4% anual en el horizonte de política monetaria (dentro de 12 a 18 meses)”.
Esta disposición toma por sorpresa a los agentes del mercado, pues en las últimas encuestas de Expectativas de Variables Económicas (EVE) habían estimado que el anterior nivel de 1,25% se mantendría hasta fin de año para la TPM, y que se la corregiría recién en el 2021, pero al alza y hasta un 1,75%.
La economía paraguaya sufrió una caída de 12% en abril de 2020, respecto al cuarto mes de 2019, y el BCP prevé que el producto interno bruto (PIB) se reduzca en 2,5% al cierre del presente ejercicio anual. Se trata del segundo año consecutivo de dificultades económicas para el país, pues en el 2019 padecimos los efectos de la “tormenta perfecta” –sequía, deterioro de los países vecinos y cambio de gobierno–, lo que en ese entonces ya llevó al BCP a reducir en cinco ocasiones la tasa de interés de referencia.
Con esta medida, la banca matriz busca tornar menos atractivos a sus instrumentos de regulación monetaria, a fin de que los bancos opten por destinar sus recursos hacia el público y trasladen la reducción de las tasas de interés a los créditos para sus clientes.
Crédito no fluye
Las tasas interés de préstamos en guaraníes bajaron 2,35 puntos porcentuales en abril de 2020, en el promedio calculado por el BCP y respecto a abril de 2019, pero el desembolso de créditos cayó 1,1% mensual y se desaceleraron a 4,21% interanual, en bancos. La menor demanda de recursos y la aversión al riesgo son los factores en contra.