05 feb. 2025

Reclaman a cardenal apartar a Silvestre de actividad eclesial

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Libre. El cura fue sobreseído, en abril pasado, y a la víctima le desconcierta que siga vinculado a actividades sacerdotales.

Alexa Torres, quien llevó a juicio oral y público al presbítero Silvestre Olmedo por acoso sexual, requirió al cardenal Adalberto Martínez que lo aparte de la Iglesia Católica al ex párroco de Limpio.

Silvestre, quien fue condenado a un año de prisión con suspensión de la ejecución de la pena, volvió a la actividad eclesial a instancias de un Tribunal de Alzada que lo sobreseyó definitivamente, resolviendo la prescripción de la causa, en abril del 2022.

“Con mucha alegría seguí sus reacciones con respecto al caso de Belén Whittingslow. Creo que su actitud ha sido correcta, rompe con la actitud general de la protección corporativa que ha tenido el resto del clero con (Cristian) Kriskovich. Pero no puedo evitar pensar en que hasta ahora la actitud de la Iglesia como institución es muy diferente en el caso de la denuncia que hice contra Silvestre Olmedo”, la carta abierta de la joven.

Recordó que en 2016, siendo coordinadora de la Pastoral Juvenil acudió a todas las instancias de la Iglesia buscando protección, pero sus reclamos “no fueron escuchados”. Incluso, el ex arzobispo Edmundo Valenzuela le dijo que ante todo estaba “la dignidad del sacerdote” y luego afirmó, en una carta pastoral, que “no había que hacer de una piedrita una montaña”.

Alexa pasó por dos juicios orales. En ambos juicios las pruebas fueron concluyentes en que el hecho existió y que el cura era culpable.

“Entonces me pregunto, ¿qué más pruebas necesita la Iglesia para apartar a Olmedo del sacerdocio? ¿Por qué siguen permitiendo que dé misa y esté cerca de niñas y mujeres sabiendo lo que me hizo?”, cuestionó.

Para la joven, si la Iglesia tiene una actitud diferente con relación al acoso, debe “tomar medidas contra todas las personas que aprovechan su lugar de poder para acosar, sea laico vinculado a la Iglesia o un sacerdote”. De lo contrario, “sigue enviando el mensaje a las mujeres y niñas católicas que sus palabras no valen y que sus vidas no tienen importancia”.