Agentes policiales y fiscales que investigan el narcoatentado ocurrido en San Bernardino confirmaron que el crimen tiene como causante una pelea entre narcotraficantes ligados al Primer Comando de la Capital (PCC)
Los intervinientes señalan que Marcos Rojas Acosta, que falleció tras recibir ocho tiros de pistola, pertenecía al grupo criminal brasileño, así como el principal sospechoso de su muerte, Alcides Villasboa Peralta, alias Ropero, quien se encuentra detenido.
El fiscal Marcelo Pecci explicó ayer que la principal hipótesis que se maneja es que Ropero debía dinero a Rojas Acosta, quien le habría proveído de 18 kilos de cocaína a 3.600 dólares el kilo; es decir, 64.800 dólares.
Rojas, según la versión de los intervinientes, realizó varios reclamos a Villasboa para que le pague la deuda y este, al parecer, no hizo caso. Entonces, recurrió al Cuadro de Disciplina del PCC para que pueda mediar en el caso.
Los altos miembros de la organización emplazaron a ambos para que arreglen su situación, presumen los investigadores.
Este hecho habría molestado a Ropero y supuestamente lo llevó a decretar la muerte de Marcos Rojas Mora.
Los fiscales detallaron que Villasboa sería un traficante que opera en la ciudad de Pedro Juan Caballero, Departamento de Amambay, y también operaría junto a su hermano y otros familiares. Ropero tiene cultivos de marihuana en sociedad con un tal Victorino Gómez y el policía Junior Peralta Díaz, según la investigación.
MEDIANOS. Tanto él como el fallecido no serían figuras preponderantes en el submundo de las drogas, siendo considerados medianos narcotraficantes.
Es así como Villasboa habría preparado el atentado para acabar con la vida de su oponente.
Para ello, se tiene la información de que contrató un sicario que vino desde Pedro Juan Caballero para cometer el hecho.
Se sospecha que el asesino a sueldo fue transportado por Junior Michel Peralta Díaz, personal policial que trabaja en la sede de Investigación de Delitos de Santa Rosa del Aguaray.
Un solo sicario y una única pistola calibre 9 milímetros se utilizó para el caso, confirmó el fiscal Lorenzo Lezcano, otro de los investigadores designados por el Ministerio Público.
El sicario, a quien buscan detener en las próximas horas, fue transportado en una camioneta de la marca Jeep, que luego fue quemada.
Los investigadores no descartan que otros policías de Santa Rosa hayan actuado como cómplices de la organización criminal.
Una bala de rebote le mató a Vita
El comisario César Silguero, uno de los principales investigadores del caso, explicó que la bala que dio en la cabeza de Cristina Vita Aranda traspasó el cuerpo de Marcos Rojas Mora, el principal objetivo del ataque.
De acuerdo a los datos que le llegaron de los estudios balísticos, uno de los ocho tiros que recibió el hombre tuvo orificio de salida e impactó de rebote en la cabeza de la mujer.
No se descarta que la pistola haya sido modificada para que el disparo sea más potente.
Además de Aranda, quien fue víctima fatal en este caso, también quedaron heridos José Luis Bogado Quevedo, Marcelo Monteggia, Xoana Barrientos, Jorge Benítez y Sady Aline Bonzi.
Bogado y Monteggia estaban asistiendo al recital en el Anfiteatro de San Bernardino a pesar de contar con orden de captura internacional.
El primero es requerido por la Justicia brasileña por varios delitos, mientras que el segundo tiene causas pendientes con la Justicia boliviana.