Un grupo de personas privadas de su libertad en la Penitenciaría Regional de Villarrica, Departamento del Guairá, demostró lo aprendido en el penal exponiendo atractivos productos artesanales a precios que van desde los G. 5.000.
En la feria se ofertaron todo tipo de manualidades, como ao po’i, croché, llaveros, manteles, zapatillas artesanales, ñandutí, carteras, termos forrados, cortinas, cuadros y pinturas, entre otros.
La exposición fue organizada por los directivos de la penitenciaría, con el apoyo de la Coordinación de Empleo del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (Mtess).
Uno de los reclusos, que cumple una condena de más de 10 años por un hecho de homicidio doloso en Fassardi, y cuya pena está por pugnar, relató a Última Hora que la feria artesanal resulta muy positiva y que trabajar desde la cárcel es un gran incentivo para ellos.
“A veces uno desea trabajar y no puede, pero si desde la cabeza de la institución hay predisposición, significa que en verdad se interesan por nuestra reinserción”, señaló el hombre, quien aprendió a tejer el ñandutí de otro interno.
“Tengo un bastidor al que se le colocan algunos hilos para poder iniciar el tejido. Al principio costó un poco, pero ahora ya hago rápido y suelo hacer manteles, servilletas y colchas, entre otros productos”, indicó el recluso.
Las colchas para camas tipo somier tienen un valor de G. 500.000, mientras que los cuadros se venden a G. 30.000 y las banderas a G. 150.000. Existen otros productos que se pueden adquirir a un menor costo.
Los reclusos también fabrican parrillas, termos forrados, pinturas, fundas y alfombras, entre otros.
Hebelyn Aguirre, de la Coordinación de Empleo, dijo que están apuntando a algo mucho más grande, con la intención de que las personas puedan emprender al salir del centro penitenciario gracias a los cursos que se imparten.
Contó que los internos se capacitan frecuentemente a través del Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal) y el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP). Además, reciben ayuda de voluntarios como el profesor Cacho Resquín, que imparte clases de pintura.
A su vez, adelantó que próximamente los reclusos podrán estudiar horticultura y confección, y que el proyecto ya fue presentado al Mtess, con el objetivo de montar un taller para confeccionar todo tipo de prendas, con el asesoramiento de la diseñadora Yeruti Acosta.