“Las manzanas y peras tienen mucha fibra. El aguacate es bastante rico en ácidos grasos esenciales que normalmente no todas las frutas lo contienen. A ellas les sumamos los cítricos que tenemos en el país y que deben consumirse en esta época”, detalla Raquel Franco, jefa del Departamento de Nutrición, Alimentación y Dietoterapia del Hospital de Clínicas.
La nutricionista señala que el invierno es de la cuchara, el verano del tenedor. Por tal motivo, sugiere que la dieta esté acompañada de diversos caldos.
“Si optamos por los caldos, es importante agregarle todo tipo de tubérculos como papas, zanahorias, zapallos, etc. Todas esas verduras que no suelen ser consumidas en el verano”, señaló.
Un punto que enfatiza la profesional de la alimentación, es la correcta cocción de los alimentos. Sugiere hervirlos y no fritarlos en aceite. En caso de los guisos u otros platos secos, acompañarlos con carnes magras. Los fideos y el arroz tampoco pueden quedar fuera del menú semanal en los hogares.
Agua. El frío suele disminuir el consumo del líquido vital. La licenciada Franco recomienda que como mínimo, debe consumirse al día un litro de agua, exclusivamente. Esto puede ser complementado con té, mate o tereré, contribuye a esa hidratación. “Es normal que en esta época se opten por líquidos calientes. Pero no debe dejarse de lado el agua, ya que la piel se deshidrata más en invierno”, explica.